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Abandono digital: un camino hacia los delitos digitales contra niños, niñas y adolescentes

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Es necesario reconocer que, si bien los medios digitales aportan a la sociedad beneficios innegables, resulta esencial mitigar sus efectos negativos y los posibles daños ocasionados a los usuarios. La concienciación acerca de los riesgos asociados al uso excesivo de estas tecnologías constituye un elemento indispensable para promover un equilibrio saludable entre el mundo digital y las interacciones humanas reales.

La creciente presencia de los medios digitales en la sociedad contemporánea ha suscitado preocupaciones en torno a sus potenciales efectos adversos. Diversos estudios científicos identifican múltiples áreas en las que la exposición excesiva a tecnologías digitales puede incidir negativamente en el desarrollo humano de los jóvenes, tanto en la salud mental y física como en las relaciones sociales.

Setzer señala tres efectos negativos en la formación de la niñez. El primero es el peligro de la dependencia: se estima que entre el 10% y el 20% de los usuarios se tornan adictos, superando incluso algunos índices de adicción a drogas. El segundo punto de alerta es la intensificación de la exposición a personas malintencionadas que buscan obtener información del niño o adolescente. En tercer lugar, se encuentra la libertad total de acceso a contenidos inadecuados para su edad, como la pornografía y la violencia. “Niños y jóvenes no deben tener libertad total en nada, siempre deben ser orientados”, enfatiza (AUNUSP) (Traducción libre).

No obstante, existen situaciones aún más preocupantes: los delitos cometidos contra niños, niñas y adolescentes que hacen uso de los medios digitales. Estos delitos constituyen una forma creciente y alarmante de violencia, agravada por el amplio acceso a internet y el uso indiscriminado de dispositivos electrónicos. Afectan profundamente el bienestar físico, emocional y psicológico de los menores, e incluyen diversas prácticas ilícitas, entre ellas: el grooming, el cyberbullying, la pornografía infantil y la explotación sexual.

Cuando los padres no educan, no orientan ni acompañan la vida digital de sus hijos, dejan de protegerlos en un entorno donde los riesgos son tan concretos como en el mundo físico. El internet, a pesar de ser un espacio de aprendizaje y conexión, también expone a niños y adolescentes a peligros como contenidos inapropiados, adicción a las pantallas y la construcción de una autoimagen distorsionada.

El abandono digital, en este contexto, se configura como una forma moderna de negligencia parental, capaz de generar impactos tan profundos como el abandono físico o emocional. Ignorar la presencia de la niñez en el mundo digital equivale a negarles el derecho a la orientación, a la protección y al desarrollo saludable en todas las esferas de la vida.

La protección de la infancia no se limita únicamente a los ámbitos domésticos (nacionales). En el Derecho Internacional, los niños, niñas y adolescentes cuentan con una serie de tratados y convenciones que centralizan y promueven sus derechos, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos del Niño, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En el caso de Brasil, el artículo 5º del Estatuto de la Niñez y Adolescencia establece que ningún niño será objeto de negligencia, discriminación, explotación, violencia, crueldad u opresión, pero el internet ha victimizado a muchos niños y adolescentes.

El Estado, por su parte, desempeña un papel central en la prevención y represión de los delitos digitales contra menores. Ello se manifiesta, en primer lugar, mediante la creación y actualización de leyes específicas, como el Marco Civil de Internet, el Estatuto de la Niñez y Adolescencia (ECA) y la Ley General de Protección de Datos (LGPD), en el caso brasileño. Corresponde al Estado investigar, procesar y sancionar a los responsables de delitos como el abuso sexual infantil, el almacenamiento de contenido pornográfico que involucre menores y las prácticas de aliciamiento en línea.

Otra función fundamental radica en la colaboración con las autoridades públicas y la cooperación internacional, a través de la entrega de datos de usuarios en investigaciones (cuando legalmente se exija) y de la publicación de informes de transparencia. Asimismo, las empresas tecnológicas deben adherirse a iniciativas internacionales de combate a la explotación infantil y garantizar el uso de inteligencia artificial para detectar automáticamente comportamientos sospechosos.

En Brasil, las plataformas digitales están siendo responsabilizadas por identificar y retirar contenidos ilegales, además de proteger los datos de sus usuarios, especialmente los de niños, niñas y adolescentes. Deben disponer de políticas claras de uso, herramientas de moderación tanto automatizada como humana, y canales accesibles de denuncia.

La prevención se materializa, principalmente, a través de la educación digital, como vía para enseñar a niños y adolescentes sobre seguridad en línea, límites de exposición y los peligros de interactuar con desconocidos.

En la misma línea, resulta esencial el monitoreo y el diálogo por parte de los padres y responsables, quienes deben mantener canales abiertos de comunicación y supervisar el uso de la tecnología. El papel de los progenitores es central en la protección de la infancia, y bajo ninguna circunstancia puede ser desplazado.

Cabe destacar que, en el ámbito brasileño, el Proyecto de Ley 1052/24 tipifica como delito, con pena de detención o reclusión, el denominado abandono digital, es decir, la omisión de los padres en educar o brindar asistencia en el entorno virtual, poniendo en riesgo la seguridad de los hijos. Esto significa que el padre, madre o responsable puede ser penalizado por el uso indiscriminado de la tecnología por parte del niño o adolescente cuando este uso le ocasiona un daño físico o psicológico.

En este sentido, la importancia del acompañamiento parental en la vida digital de niños y adolescentes. Conjuntamente, resulta fundamental la actuación de los poderes públicos en la creación de alternativas eficaces para proteger a la infancia y adolescencia, atentas a las nuevas formas de actuación de los delincuentes, pues el abandono digital en todas sus manifestaciones —ya sea por parte de los responsables o por la ausencia de políticas adecuadas— constituye una forma de dejar a los niños y adolescentes desamparados y expuestos a los delitos digitales.

 

Micheli Piucco. Pós-Doctora en Derecho, Doctora en Derecho (Derechos Sociales y Políticas Públicas), Profesora de Derecho y Abogada en Brasil

Taísa Cabeda. Maestra en Derecho, Esp. en Derecho Público y Digital, Profesora en UPF y Abogada en Brasil

Referencias

 

  1. AUNUSP. Los medios digitales perjudican el desarrollo saludable de los niños. USP, 2017. Disponible en: https://aun.webhostusp.sti.usp.br/index.php/2017/06/21/meios-digitais-prejudicam-desenvolvimento-saudavel-de-criancas.
  2. CÁMARA DE DIPUTADOS DE BRASIL. Proyecto tipifica como delito el abandono de los hijos por parte de los padres en el entorno digital. Cámara de Diputados de Brasil, 2024. Disponible en: https://www.camara.leg.br/noticias/1049854-projeto-torna-crime-o-abandono-dos-filhos-pelos-pais-no-ambiente-digital/#:~:text=O%20Projeto%20de%20Lei%201052,risco%20a%20seguran%C3%A7a%20dos%20filhos.

 

 

 

 

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