
En un mundo cada vez más interconectado y paradójicamente, más fragmentado, la polarización política y social está muy presente en nuestro entorno. Asimismo, la percepción tradicional del terrorismo como una actividad llevada a cabo exclusivamente por grandes organizaciones, como es Al Qaeda o el Estado Islámico, está siendo reemplaza por una realidad más cercana y peligrosa, siendo individuos que, sin conexión formal con un grupo, adoptan ideologías extremistas y radicalizadas en nombre de una ideología.
El Institute For Economics and Peace publicó en marzo de 2025, el «Lone Wolf and Youth Terrorism» ̶ Lobo Solitario y Terrorismo Juvenil, en español ̶ , arroja datos preocupantes y que ignorarlos, solo alimenta al monstruo que lleva tiempo creciendo entre nosotros. Destaca una serie de factores de radicalización, ya que la radicalización no responde a un solo factor, sino a la intersección de elementos psicológicos, sociales, políticos y tecnológicos.
Entre los factores de radicalización, se destaca que hay una alineación social y falta de pertenencia; propaganda en línea y radicalización digital; ideología híbrida; inestabilidad política y geopolítica; y problemas de salud mental y factores psicológicos. Es decir, los jóvenes radicalizados pueden ser individuos marginados o con dificultades para integrarse en sus comunidades pueden encontrar en las ideologías extremistas un sentido de identidad y propósito; la evolución tecnológica ha reducido drásticamente el tiempo de radicalización. Según el informe, el período desde el primer contacto con material extremista hasta la perpetración de un ataque ha disminuido en más del 40% desde el 2002; los lobos solitarios no siempre siguen una doctrina clara, sino que combinan elementos religiosos, políticos y conspirativos, creando narrativas personales de justificaciones violentas; los conflictos internacionales, como los enfrentamientos en Oriente Medio o el Sahel, generan narrativas polarizantes que pueden influir en individuos radicalizados a nivel global; y por último, si bien no todos los radicalizados tienen trastornos psiquiátricos, hay patrones de vulnerabilidad psicológica, como la necesidad de reconocimiento o la tendencia al pensamiento dicotómico.
En relación a los atentados perpetrados por los lobos individuales tiene una tasa de éxito tres veces mayor que los ataques en grupo, ya que los lobos solitarios suelen evitar los canales de comunicación tradicionales que las agencias de inteligencia monitorean y se añade un elemento idóneo, que como actúan sin estar dentro de una estructura formal, esto dificulta la detección temprana de sus intenciones. Cabe destacar, que en los últimos años, el 93% de los ataques terroristas letales perpetrados en occidente, fueron llevados a cabo por lobos solitarios. Del mismo modo, la edad promedio de los perpetradores ha disminuido, donde se observa un aumento preocupante de menores de edad en actividades terroristas y que se puede relacionar con el primer capítulo titulado: «La lucha contra el yihadismo en España: operaciones contraterroristas y análisis de perfilación de los detenidos en 2024» del Anuario del Terrorismo Yihadista 2024, publicado en el Observatorio Internacional de Estudios Sobre Terrorismo (OIET) y dirigido por Carlos Igualada.
En este caso, la radicalización yihadista en España ha mostrado una tendencia preocupante hacia la implicación de menores de edad, influenciada en gran medida por el uso de espacios virtuales. Según el análisis de Álvaro Vicente en Real Instituto Elcano, entre 2012 y 2023, aproximadamente el 70% de los yihadistas condenados o fallecidos tenían entre 18 y 35 años, con una concentración notable en el rango de 24 a 26 años. Sin embargo, también se ha identificado la participación de menores en actividades yihadistas, lo que indica un descenso en la edad de radicalización y un rejuvenecimiento en las filas.
Las plataformas digitales han desarrollado un papel central en este proceso. Estas herramientas han sido protagónicas desde que irrumpió el Estado Islámico para la difusión de propaganda extremista y el reclutamiento de jóvenes. La facilidad de acceso a contenido radical y la posibilidad de interactuar con comunidades extremistas en línea han facilitado que individuos más jóvenes sean atraídos hacia estas ideologías. Además, también se añade otros escenarios que potencia la radicalización, como es la resonancia de conflictos internacionales, como la guerra civil en Siria y el conflicto en Gaza, ha tenido un impacto significativo en la radicalización de menores en España. Estos eventos generan narrativas polarizadoras que pueden influir en jóvenes vulnerables, llevándolos a adoptar posturas extremistas y que puede finalizar en la actuación terrorista.
En definitiva, la radicalización de individuos, especialmente de jóvenes, a través de medios digitales ha redefinido la lucha contra el extremismo violento. La facilidad con la que los menores pueden acceder a contenidos radicales y la resonancia de conflictos internacionales han acelerado este proceso, convirtiendo a las redes sociales y foros en incubadoras de extremismo. Asimismo, cabe destacar que el aumento de lobos solitarios y la reducción de la edad de radicalización indica que el desafío no es solo de seguridad, sino también social y educativo. La regulación del contenido en línea, la vigilancia de patrones de radicalización en redes y la intervención temprana en jóvenes en riesgo son elementos esenciales en la prevención y desde mi perspectiva, es donde más recursos humanos y sociales se deben aplicar. No obstante, la amenaza de la radicalización no se limita a un solo país o grupo ideológico, debido a que es un fenómeno en constante evolución que requiere respuestas coordinadas a nivel global. Para combatirlo eficazmente, debemos analizar los factores de radicalización y como se están difundiendo las narrativas. Además, de comprender sus causas, adaptar estrategias de prevención y reforzar la resiliencia de las comunidades más vulnerables a estos discursos de odio y violencia.
Cristian Rodríguez Jiménez. Criminólogo especializado en terrorismo y radicalización. Analista en Seguridad Física