
Cuando en Guatemala aparecen titulares como: “Localizan después de 14 años a un niño desaparecido”, es inevitable detenerse y hacer un análisis profundo de los hechos desde la criminología y la criminalística.
Regresemos al año 2011. A pesar de que los cuerpos de socorro, familiares y vecinos se unieron a la búsqueda de Rodolfo Josué Shoc Sánchez, conocido cariñosamente como Chepito, no se obtuvo ningún resultado. Y ahora, 14 años después, sus restos han sido localizados. Este hecho pone de relieve la necesidad de contar con profesionales capacitados, que puedan aplicar métodos científicos y técnicos, desde los primeros momentos de una desaparición.
Si en 2011 se hubiesen aplicado los conocimientos que hoy tenemos a disposición, se podrían haber planteado hipótesis sobre el lugar de desaparición, delimitado áreas de búsqueda, realizado entrevistas estructuradas, elaborado mapas y desarrollado una metodología de intervención precisa para identificar el área más cercana al “punto cero” de su desaparición.
Desde la criminología, se hubiera podido realizar un análisis objetivo de los hechos suscitados a investigación, utilizando herramientas como entrevistas semiestructuradas con familiares y allegados, para identificar posibles conflictos familiares, amenazas o indicios que orientaran la investigación.
Desde la criminalística, se habrían implementado métodos de búsqueda por franjas o cuadrículas según la zona, así como técnicas especializadas como la localización de siluetas matrices y excavaciones sistemáticas. Esto habría permitido recolectar indicios y posiblemente recuperar al menor en los primeros días de su desaparición.
Este caso también evidencia la importancia de la denuncia oportuna y de la coordinación entre autoridades, familiares y expertos. La desaparición prolongada de Chepito no solo refleja una tragedia familiar, sino también debilidades estructurales en la respuesta institucional del país.
Hoy, afortunadamente, contamos con herramientas criminológicas, criminalísticas y de investigación criminal que, correctamente aplicadas, pueden poner al servicio de las familias la posibilidad de encontrar respuestas, justicia y paz. Es nuestra responsabilidad profesional y social garantizar que casos como este no queden en la incertidumbre durante más de una década.
Luis Miguel De León Estrada. Criminólogo y Criminalista. Guatemala
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