El fenómeno migratorio inesperado
La frontera entre Guatemala y México ha sido, históricamente, una ruta de escape para los guatemaltecos en busca de mejores oportunidades en el norte. Sin embargo, la dinámica ha dado un giro insólito en los últimos meses. Más de 800 personas de Chiapas han cruzado hacia Guatemala, huyendo de la creciente violencia generada por el nuevo actor en la escena criminal: el Cártel Chiapas-Guatemala (C.C. y G.). Este éxodo migratorio inesperado refleja no solo una crisis de seguridad en la frontera sur de México, sino una transformación profunda en los patrones de violencia y criminalidad en la región.
La raíz del problema: un nuevo cártel en escena
El 1 de julio, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de México reconoció oficialmente la existencia del Cártel Chiapas-Guatemala (C.C. y G.), una organización criminal que ha irrumpido en la zona fronteriza, disputando el control territorial con el poderoso Cártel de Sinaloa. Este nuevo cártel, que opera con brutalidad en Chiapas, ha transformado la región en un campo de batalla por el control del trasiego de drogas, el tráfico de personas y el comercio ilegal de armas.
Desde la confirmación de la presencia del C.C. y G., se han reportado desapariciones forzadas, reclutamiento de jóvenes y una oleada de desplazamientos. Las cifras son alarmantes: más de 100 muertos y cientos de chiapanecos despojados de sus tierras y propiedades, quienes ahora buscan refugio en Guatemala.
La frontera bajo asedio: violaciones y migración forzada
Las violentas disputas entre el C.C. y G. y el Cártel de Sinaloa han desencadenado un patrón de desapariciones forzadas en Chiapas, mientras que las cifras de homicidios aumentan día a día. Los datos proporcionados por la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) detallan la llegada de 580 personas que cruzaron la frontera hacia Guatemala, desesperadas por escapar de la violencia. La mayoría de los migrantes son mujeres, niños y personas de la tercera edad, quienes abandonaron sus hogares en medio del caos.
En medio de este éxodo, los migrantes chiapanecos se enfrentan no solo a la violencia de los cárteles, sino también a profundas carencias sociales. Provenientes de comunidades marcadas por la pobreza extrema, la falta de empleo y una baja escolaridad, muchos de estos desplazados llegan a Guatemala en busca de seguridad, solo para encontrarse con un país que también enfrenta graves limitaciones económicas. Guatemala, con altos índices de pobreza y un sistema debilitado por la falta de recursos, no está en condiciones de ofrecerles la estabilidad que necesitan. Para quienes huyen de Chiapas, el “nuevo hogar” no parece ser más que una extensión de las penurias que ya vivían, solo que ahora en un entorno desconocido y sin redes de apoyo.
Reclutamiento de guatemaltecos: el papel de los kaibiles
Un aspecto particularmente inquietante de la expansión del C.C. y G. es su estrategia de reclutamiento. Fuentes policiales han indicado que este cártel está reclutando a exkaibiles y otros guatemaltecos con entrenamiento militar, ofreciendo salarios exorbitantes, que oscilan entre los US$3 mil y US$7 mil mensuales. Esta situación no solo agrava la problemática en la frontera, sino que incrementa la capacidad operativa del C.C. y G., al sumar efectivos con experiencia en combate.
Los reclutados suelen provenir de departamentos como Quiché, Alta Verapaz y Petén, zonas que también funcionan como corredores para el tráfico de drogas provenientes de Sudamérica. El impacto de estas actividades delictivas no se limita a las áreas rurales; la droga que no logra llegar a México permanece en Guatemala, intensificando la violencia entre pandillas en zonas urbanas como la Ciudad de Guatemala.
Conclusión
El éxodo de mexicanos hacia Guatemala es una señal de alerta que no puede ser ignorada. Las autoridades de ambos países se enfrentan a un desafío complejo, con cárteles que no respetan fronteras y una población atrapada en medio de la violencia. Mientras la situación se agrava, la falta de una respuesta contundente por parte de los gobiernos de México y Guatemala solo profundiza la crisis humanitaria y de seguridad en la región.
La creciente violencia y el control territorial ejercido por cárteles en la frontera entre México y Guatemala están provocando un fenómeno migratorio sin precedentes, desplazando a cientos de personas que huyen de la inseguridad solo para encontrarse con un nuevo escenario de pobreza y vulnerabilidad en Guatemala. La falta de una respuesta inmediata y coordinada por parte de los gobiernos está transformando esta crisis en una bomba de tiempo humanitaria.
El reclutamiento de exkaibiles guatemaltecos por parte del Cártel Chiapas-Guatemala revela la profundidad de la infiltración criminal en la región. Esta estrategia no solo fortalece a las organizaciones delictivas, sino que también socava la estabilidad de ambos países, perpetuando un ciclo de violencia que trasciende fronteras y amenaza la seguridad regional en su conjunto.
Lic. Luis Miguel De León Estrada. Criminólogo y Criminalista
Referencias