
En estos tiempos, cobra vital importancia, lo que refería Cesar Becaria:
“ES MEJOR EVITAR LOS DELITOS QUE CASTIGARLOS”
Antes de abordar la razón por la cual, la prevención de los delitos, debe ser una tarea principal de los criminólogos, resulta necesario definir que es la prevención.
En ese orden de ideas, debemos señalar que la prevención proviene del latín “praeventious”, que significa tomar la delantera o anticiparse al evento. Siendo importante en este punto, destacar que desde la criminología no se limita al ámbito punitivo, sino que además, se orienta a modificar las condiciones sociales más favorables, siendo estas un saber interdisciplinario, que evalúa las estrategias, medidas, acciones del orden público, privado y social, a fin de aplicarlas y encaminarlas al mundo social, con la finalidad de reducir efectivamente el riesgo de la producción de delitos y sus efectos perjudiciales.
Por ende, el criminólogo como un experto interdisciplinario, sabe evaluar, orientar y aplicar las estrategias adecuadas, de acuerdo al caso en concreto, iniciando desde el tipo de prevención con que va a tratar el mismo, para que sus resultados sean eficaces. Por lo que, conoce la diferencia entre aplicar una prevención primaria, secundaria o en su caso, terciaria, así como los diferentes modelos de prevención, para explicar y trabajar sobre las causas del fenómeno criminal y así, incidir en la creación de políticas públicas criminológicas, orientadas para disminuir significativamente los actuales índices delictivos y generar gradualmente la confianza de la población.
Sin embargo, en la actualidad vemos que quienes se encuentran en las áreas de prevención, no cuentan con los suficientes conocimientos para crear políticas públicas y menos criminológicas, que funcionen en la sociedad y el resultado de ello, es el desmesurado aumento de la delincuencia en diferentes ámbitos, ya que lejos de lograr una prevención, generan aún mayor violencia y represión.
En la praxis sabemos, que si bien existe diverso personal en las Fiscalías, como los abogados, psicólogos, peritos en general, policías, pero definitivamente ninguno de ellos, tiene los conocimientos integrales que son necesarios en materia de prevención, como lo es en el caso de un criminólogo.
En este punto, lo más lamentable, es cuando en esas áreas solo existe personal de inadecuado, que son incluidos por compadrazgos y que tienen escaso o ningún tipo de preparación o profesión, es entonces, cuando existe un completo fracaso en esas área, pues no existen programas eficaces para la prevención y mucho menos para la disminución adecuada de los índices delictivos contemporáneos.
En ese orden de ideas, no existe un verdadero y eficaz fortalecimiento y mucho menos, coordinación interinstitucional de seguridad, ya que éstas, no trabajan en conjunto sobre todo instituciones de seguridad pública en los ámbitos municipal, estatal y federal. Por ende, no existen programas o acciones en conjunto para reducir los índices delitos. Lo que trae como consecuencia, la falta de legitimidad o credibilidad por parte de la población, generando desafortunadamente justicia por propia mano. Por lo que, la participación ciudadana, ante la falta de seguridad, da como resultado que exista una total desconfianza y por ende, existe una muy escasa actuación ciudadana.
Por ello, es importante la participación laboral de los criminólogos, ya que ellos, explicaran con sus conocimientos multidisciplinarios, las causas del fenómeno criminal, además, pueden crear propuestas de políticas públicas criminológicas enfocadas con la realidad social, con la finalidad de disminuir los actuales índices delictivos, lo cual traerá como consecuencia que se recobre la confianza y el acercamiento de la ciudadanía a la seguridad pública, lo que resulta fundamental, ya que no se puede dejar al delito y su prevención en manos únicamente del Estado, ya que se necesita en definitiva la participación de los ciudadanos.
Sin embargo, para que la participación de los criminólogos en el ámbito de prevención sea una realidad, se necesita que ellos den a conocer a la ciudadanía la relevancia de su profesión, sin omitir mencionar bajo ningún concepto, que son científicos causales-explicativos, y que son capaces de analizar las conductas desde un análisis: bio-psio-social.
Por ende, es importante recapacitar que los profesionistas de esta carrera, estimulen la prevención desde sus trincheras poniendo en práctica todo su conocimiento, para lograr ese cambio que urge a la sociedad. Confiando y garantizando inicialmente, que su trabajo será de resultados positivos y eficaces para la sociedad.
Una vez, que los criminólogos realicen lo anterior, lograran que no exista ese desconocimiento de una ciencia tan importante y no la confundan con la técnica denominada criminalística o bien, con la psicología, lo que perjudica al momento de contratarlos en una institución o una empresa, por lo que al no reclutarlos, se estará, desaprovechando su vasto conocimiento.
También, resulta ser una tarea importante para los criminólogos, para creer y confiar en ellos mismos, para que así puedan desarrollarse en los diferentes ámbitos laborales, pero más aún en la prevención que tanta falta le hace a nuestra nación, para recuperar la confianza y la esperanza de la población, de que es posible un cambio enfocado en la prevención y no en la represión o violencia.
Erika Ibarra Silva. Maestra con especialidad en Derecho Penal por la Universidad Nacional Autónoma de México. Doctorante por el Centro de Estudios de Posgrado en Derecho Procesal Penal Técnica Superior Universitaria en Seguridad Pública. Perito en grafos copia, documentos copia y dactiloscopia, por la Academia Internacional de Ciencias Forenses. Titular de Despacho Jurídico IBCA.
















