El ensayo de Ana Rodríguez Álvarez titulado “¿Por qué leer a los clásicos (del Derecho Procesal)?” ofrece un análisis profundo sobre la importancia de revisar los textos fundacionales del derecho procesal. Utilizando las reflexiones de Italo Calvino sobre el valor de leer los clásicos como marco de referencia, Rodríguez Álvarez argumenta que las obras clásicas del derecho, al igual que las de la literatura, son esenciales para dar forma a nuestra comprensión y razonamiento en el ámbito jurídico.
La autora destaca que los clásicos proporcionan conocimientos duraderos que trascienden el tiempo, ofreciendo a los juristas no solo principios legales, sino también herramientas intelectuales para la reflexión profunda. Afirma que los textos clásicos del derecho procesal, como los de Cappelletti, Couture y Carnelutti, aún tienen mucho que ofrecer a los estudiosos contemporáneos, incluso si han sido estudiados durante décadas. Estas obras son una fuente rica de conocimiento, guían el razonamiento jurídico, forman la base de la educación legal y fomentan el desarrollo del pensamiento crítico.
Rodríguez Álvarez también subraya que leer los clásicos promueve la humildad intelectual al hacernos conscientes de las lagunas en nuestro conocimiento. Sostiene que, por mucho que leamos, siempre habrá nuevas capas por descubrir en los textos clásicos, comparándolos con cebollas que tienen infinitas capas de significado. El proceso de relectura permite a los juristas redescubrir y reinterpretar estas obras, obteniendo nuevas ideas a la luz de los problemas contemporáneos y el crecimiento personal.
Además, el ensayo explora la relación entre el derecho y las humanidades, sugiriendo que la educación jurídica no debe descuidar disciplinas humanísticas como la literatura, la historia y la filosofía. Estas áreas fomentan en los juristas la capacidad de empatía e imaginación, cualidades que Rodríguez Álvarez considera esenciales para un razonamiento jurídico justo. Al basarse en conocimientos interdisciplinarios, los juristas pueden comprender mejor la experiencia humana, lo que les permite tomar decisiones legales más informadas y compasivas.
Rodríguez Álvarez aboga también por la inclusión de referencias literarias en la argumentación jurídica. Cita ejemplos de decisiones judiciales en las que se ha utilizado la literatura para enmarcar los argumentos legales, como las referencias a Shakespeare en casos de la Corte Suprema de los Estados Unidos. Esta práctica, denominada “jurisprudencia literaria,” crea un puente entre el poder narrativo de la literatura y el razonamiento estructurado del derecho, enriqueciendo el discurso jurídico con una mayor profundidad cultural.
En conclusión, el ensayo sostiene que leer y releer los clásicos del derecho procesal no es solo un ejercicio intelectual, sino una práctica vital para sostener las dimensiones éticas y humanísticas del ejercicio legal. Para la cultura jurídica, estas obras proporcionan un diálogo constante entre la tradición y la modernidad, permitiendo a los juristas navegar por las complejidades de la justicia con rigor y empatía.
Jhony Batalla Mena Herrera. Abogado, miembro del Instituto Colombiano de Derecho Procesal y del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal.
[1] Autor del artículo “El Legado Imperecedero de los Clásicos del Derecho Procesal: Una Visceral Defensa de Ana Rodríguez Álvarez”.
REFERENCIAS.
Rodríguez Álvarez, Ana. “¿Por qué leer a los clásicos (del Derecho Procesal)?-.” Revista de Processo, vol. 353, no. 49, 2024, pp. 503-522.