
En el corazón del fútbol mexicano late una pasión colectiva, una devoción que atraviesa generaciones y territorios. Sin embargo, esa misma pasión se ve empañada cuando el árbitro del juego cambia a un juez de la ley. Entre febrero y abril de 2025, el fútbol tricolor enfrentó un escándalo que va más allá de un partido amañado: siete jugadores de la Liga Expansión MX y Liga Premier fueron sancionados con un total de 57 años de suspensión, como resultado de investigaciones sobre apuestas y manipulación de partidos .
Estas sanciones no solo representan un golpe disciplinario sin precedentes, sino que dejan claro que la integridad del deporte está en riesgo. Los castigos individuales oscilan entre los 2 y los 16 años, traduciendo lo que alguna vez quedó fuera del terreno de juego en condenas que acabarán con trayectorias completas . Pero más allá del impacto mediático, lo verdaderamente relevante es la reflexión criminal que estas prácticas despiertan: ¿por qué en México no existe una figura penal específica para la manipulación deportiva?
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha advertido que, aunque hay herramientas como el fraude, el lavado de dinero o incluso la delincuencia organizada, no siempre encuadran con precisión este tipo de delitos, lo que dificulta las investigaciones fiscales y penales .
El problema, según expertos, no se limita al escándalo inmediato. Se trata de estructuras que, de algún modo, conectan con redes criminales que ven en las apuestas deportivas una veta de lucro. El informe global vincula estos esquemas con operaciones de blanqueo de billones de dólares cada año .
En paralelo al anuncio de las sanciones, se filtraron evidencias que hablan por sí solas: un correo electrónico detalla cómo se planeó manipular resultados y testimonios videográficos muestran jugadas deliberadamente erradas, penales innecesarios o goles aparentemente premeditados . Estas evidencias añadieron gravedad al caso y reflejaron que se actuó con premeditación.
La FMF no se limitó a señalar. Presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) y reforzó el sistema de vigilancia con la empresa Genius Sports, aliada de la FIFA y experta en detectar irregularidades en apuestas . Además, se remitió el caso a la FIFA, sugiriendo que las sanciones deben tener alcance internacional .
Estas acciones disciplinarias y administrativas son necesarias, pero son solo la punta de un iceberg que exige atención desde el derecho penal, desde reformas legislativas y políticas públicas. Mientras no exista una tipificación clara, estos casos siempre se enfrentarán a laberintos legales, con el riesgo de que queden en impunidad o se limiten a sanciones federativas sin efecto disuasorio real.
El debate no sólo sucede en tribunales o federaciones; también en espacios como Reddit, donde aficionados expresan su frustración: “Sin sorpresas, la corrupción en México está en todos lados”, comenta un usuario aludiendo al caso de manipulación expuesto . Otro nota con ironía sobre la relación entre patrocinadores y apuestas: “Que patrocinen está bien… lo que sí está mal es que sean dueños de equipos” .
Este sentimiento popular refleja que, sin cambios estructurales, los cierres disciplinarios terminarán quedando en anécdotas sin cambiar el sistema.
Entonces, ¿qué se necesita? Primero, una ley penal específica que tipifique la manipulación de competencias deportivas. No basta con clasificarlo bajo fraude o cohecho; se requiere un delito autónomo que contemple las dinámicas particulares del deporte: influencia de apuestas, coordinación entre jugadores, uso de información privilegiada, corrupción intrínseca al resultado.
Segundo, una reforma institucional: que la FGR, las procuradurías locales y federativas puedan investigar de oficio este tipo de casos con protocolos claros, técnicos y especializados. La colaboración de organismos internacionales como UNODC y entidades privadas como Genius Sports son buenos insumos, pero necesitarían soporte legal y capacidades institucionales nacionales.
Tercero, políticas preventivas y educativas: talleres para jugadores, entrenadores, directivos y árbitros sobre ética deportiva y riesgos legales, prohibición clara de patrocinios de casas de apuestas, y códigos de conducta obligatorios que incluyan denuncias anónimas protegidas. En Reddit ya se habla sobre sensatez ante patrocinadores de apuestas ; es momento de formalizarlo.
Cuarto, transparencia y rendición de cuentas: clubes y federaciones deben reportar sus sistemas de monitoreo, auditorías y sanciones internas. Si un club protege o encubre prácticas ilegales, debe enfrentar consecuencias federativas graves, incluyendo desafiliación, como lo advirtió la FMF .
Finalmente, debe haber cooperación internacional. Si la FIFA recibe el caso, deben colaborar con México para asegurar que las sanciones tengan alcance en tribunales deportivos y penales internacionales, evitando que sancionados evadan justicia cambiando de país.
Este caso reciente no es un escándalo menor: es una llamada de atención. El fútbol es un reflejo de nuestra sociedad, y cuando falla ahí, algo más profundo se quiebra. Si no legislamos con visión, si no investigamos con valentía y si no sancionamos con rigor, la corrupción seguirá corroendo la pasión, la credibilidad y el futuro del deporte.
El balón debería rodar limpio, sin manos tramposas ni apuestas que deciden quién gana. Hasta entonces, cada gol estará teñido de sospecha.