Por Roberto Alvídrez Rodríguez
De todos los temas que se tratan en el derecho penal, el delito es probablemente el que tiene mayores resonancias en nuestra vida cotidiana, la literatura, el cine, la televisión, la radio, y hoy las redes sociales, encuentran en la materia miles de intrigas y argumentos.
Los periódicos nos hablan todos los días de nuevos delitos, en derecho penal, constituye desde luego el aspecto más espectacular de la ley.
Durante largo tiempo se creyó que la miseria era la causa principal de la delincuencia, pero generalmente la tasa de criminalidad ha aumentado en los países en que se ha logrado la prosperidad colectiva, la teoría de que las tendencias delictivas tienen su origen en las presiones emocionales y los trastornos psíquicos, es hoy, la más aceptada entre los criminólogos.
Para reprimir el delito, se ha creado el derecho penal, es está rama la que determina no solo quien actuó en omisiones y cuales constituyen un delito, sino también las acciones o penas que deben imponerse, la forma en que esas sanciones deben aplicarse y los casos en los que no pueden ser aplicados etc..
Los códigos penales son además, garantía para la libertad del hombre, en la antigüedad se podría castigar a la gente por cualquier hecho que incomodara a los señores y soberanos. El derecho penal moderno en cambio, garantiza que nadie puede ser castigado sino por aquellos que estén definidos en los códigos y las leyes especiales como delitos.
A lo largo de la historia los delitos se han dividido, clasificados en distintos puntos de vista de acuerdo con la intención o el ánimo que prevalecen en la persona al momento en que delinque.
Pueden ser delito intencional o delito imprudencial, el delito intencional es aquel que comete quien a voluntad o propósito y con pleno conocimiento de que el hecho comisión que se realiza, es un acto que se castiga por las leyes.
El delito culposo, es aquella persona que comete por; impresión, negligencia, impericia, falta de cuidado y que a pesar de no haber realizado antes, causa un daño igual o semejante al que ocasiona el delito intencional.
También naturalmente, los crímenes o delitos intencionales varían en gravedad, entre la traición a la patria, el asesinato, las violaciones, asaltos robo o la injuria sin distinciones.
En consecuencia, las penas varían, van desde el simple procedimiento de amonestación, hecha por autoridad competente hasta la más alta condena de prisión.
Al tiempo de la evolución de la sociedad, esta materia ha evolucionado a pasos agigantados.
En las diversas reformas se ha tratado de abordar la regulación de los delitos y las penas mediante una modificación global que se adapta a la Constitución y aborda nuevas conductas sociales desde la perspectiva de la protección o la sanción penal.
Regular nuevos delitos, como el contagio del sida, la manipulación genética, el secreto informático e industrial, la protección de los consumidores, y las penas que van en aumento para el delito ecológico, el urbanístico o la conducción temeraria.
En contraste con la abundancia de datos cuantitativos sobre el crimen en las últimas décadas hay todavía mucho por hacer sobre las tendencias históricas —a pesar de que el gobierno federal publica datos a partir de fuentes judiciales desde principios de la época posrevolucionaria.
Una perspectiva de largo plazo sobre las tendencias del crimen en México sugiere que las últimas décadas son excepcionales y que eventualmente se va a restablecer la tendencia decreciente de los crímenes, sobre todo de los que incluyen violencia. Otra interpretación de los mismos datos, más pesimista, sería que las tendencias del siglo XX ya nunca van a ser recuperadas y que el país ha entrado en una nueva era de violencia y debilidad institucional.
Sin embargo, algunas de ellas pueden cambiar como resultado de decisiones políticas (reforzar el sistema judicial, mejorar la capacidad investigativa de los policías) mientras que otras son reflejo de cambios sociales causados por complejas combinaciones de factores económicos e institucionales que sólo se pueden revertir lentamente (como el robo).
Como dice Salvador Cárdenas, en muchas ocasiones los modelos se elaboran según la lógica de principios matemáticos, los cuales chocan con la lógica de la convivencia, pues cuando el diseño institucional no cuenta con el dato empírico ofrecido por la historia y la experiencia, fácilmente deviene la utopía.
Lic. Roberto Alvídrez Rodríguez
Director General de Alvídrez Rodríguez & Asociados, Despacho de abogados.
Cd. Chihuahua, Chihuahua, México.
Twitter: @horiza100