El estudio de la criminología representa un gra complejidad en la comprensión del crimen desde diversos ángulos. Según la definición de García-Pablos de Molina, la criminología se revela como una ciencia que comprende no solo métodos y objetivos, sino también la esencia fundamental de la dinámica delictiva.
Desde mi punto de vista, la criminología no solo es una ciencia basada en el estudio del crimen y sus manifestaciones individuales y sociales. A través del cual observamos el delicado equilibrio entre el delito, el delincuente, la víctima y el complejo entramado del control social del comportamiento delictivo.
Esta disciplina se erige sobre tres pilares fundamentales: la explicación del crimen, la prevención eficaz y las técnicas de intervención positiva en la reinserción del infractor. Es esta tríada la que conforma el núcleo de una ciencia que busca no solo entender el crimen en su contexto más amplio, sino también abordarlo desde diferentes ángulos para encontrar soluciones.
Un elemento esencial para comprender la criminología es su distinción con el derecho penal. Mientras que este último se enfoca en la normativa y las sentencias, la criminología va más allá. Explora aspectos como el perfil psicológico del delincuente y las raíces de su comportamiento, elementos que son cruciales para comprender la complejidad del fenómeno delictivo en su totalidad.
Es cierto que la criminología no es una ciencia exacta ni experimental, pero se sustenta en la observación y análisis de la realidad. Utiliza la estadística como herramienta para suministrar información, aunque reconoce sus limitaciones, especialmente en la subrepresentación de casos, como sucede con la violencia doméstica.
Es crucial destacar la relación simbiótica entre la criminología y el derecho penal. Ambas disciplinas se complementan mutuamente, siendo necesarias para un entendimiento integral y una justicia más equitativa.
Sin embargo, una de las diferencias más evidentes entre estas dos ciencias es su adaptabilidad ante los cambios. Mientras la criminología se muestra abierta a la evolución y la adaptación, el derecho penal tiende a mantener una vocación de permanencia, justificada en principios de seguridad jurídica.
Esta divergencia en su naturaleza refleja la capacidad de la criminología para adaptarse a la realidad en constante cambio. Es esta flexibilidad la que permite a esta ciencia empírica evolucionar y abordar los desafíos del crimen en la sociedad moderna, mientras que el derecho penal conserva su rigidez en aras de mantener la certeza y la estabilidad normativa.
Itzel Castillo Vázquez.
Estudiante de la Facultad de Derecho, UNAM.