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Lignina

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Una de las características que puede describir a la mayoría de los abogados, es nuestro amor por los libros, por la lectura.

Seguro que más de una vez, antes de empezar un libro, nos hemos parado a disfrutar de su olor, es una de las prácticas más habituales entre los amantes de los libros aunque hoy con el mundo de la tecnología merecemos la rareza de la gente. Probablemente, esta manía la repetimos tanto con los libros nuevos como con los que ya tienen unos cuantos años, aunque no sepamos que hay diferencias entre unos y otros.

Este olor característico viene motivado la tinta, el pegamento usado en la encuadernación el papel, y los elementos por los que están formados. El principal componente que determina el ‘olor a libro’ es la cantidad de lignina, una sustancia procedente del papel presente en los vegetales, y le da la firmeza y la resistencia. Con el paso del tiempo, la lignina tiende a oxidarse lo que hace que el papel se torne a ese color amarillento tan característico del libro antiguo. Otra consecuencia de la oxidación es que desprende más olor, de ahí ese aroma tan intenso que percibimos al entrar en cualquier librería de viejo o biblioteca histórica.

En éste momento tengo en mis manos, un pedazo de libro, que no supera 100 páginas, que quiero compartir con ustedes. Se trata de una introducción al estudio del derecho, al que Juan Ramón Capella ha llamado “El aprendizaje del aprendizaje”.

Este singular libro, se ocupa de una importante cuestión previa, del asunto poco estudiado de como aprender a aprender.

El conocimiento tiene forma de espiral, es eterno, hoy hay un punto de partida ni de llegada, todos los días se renueva, así, cuando con sencillez aceptemos que nada esta dado por sentado en temas de ejercicio del derecho, superaremos tanto rotulo que nos divide.

Este gran libro tiene otra característica especial, entre capitulo y capitulo tiene unos “pliegos interlineados” que son un descanso en el camino y cambia el eje temático del libro para saltar a tocar otros temas relacionado con los abogados pero fuera de la línea demarcada desde el principio.

Todo los capítulos son entretenidos, pero hay uno en especial que vale la pena leer, “cómo estudiar derecho sin hastiarse”, que en resumen es una propuesta para llevar a la practica lo aprendido en la teoría, pero con e relato de Capella que es magistral.

En los elementos de los análisis jurídicos, en su forma abstracta o general, hace un importante énfasis en la importancia del estudio del lenguaje, ha de conseguir conocimiento de las relaciones sociales reguladas por el derecho y también alcanzar un mínimo de perspectiva histórica sobre la vida en común.

Las tareas del jurista le obligan a un uso muy cuidadoso del uso de las palabras, a calibrar con precisión el alcance de lo dicho y a medir la ambigüedad y la determinación.

Álvaro Rolando Pérez Castro

Tomado de la audiocolumna “matices y derecho” del programa “Hora Judicial” de la emisora universitaria @URosarioradio

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