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El trabajo “sucio” de García Luna: operativos con sicarios, millones en sobornos y una moto de lujo

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Reuters

Por: Arturo Ángel

Brooklyn, NY.- El exsecretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, fue un personaje vital en la expansión y consolidación del Cártel de Sinaloa. De acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos no solo fue un funcionario que se hiciera vista gorda ante las operaciones del grupo criminal, sino un integrante activo de la organización. Todo ello a cambio del pago de millones de dólares en sobornos.

“A la par de su labor como funcionario de seguridad García Luna tenía otro trabajo más sucio… pero muy redituable”, dijo el fiscal de los Estados Unidos, Philip Pilmar, al presentar su caso frente al jurado.

De esta forma el gobierno de los Estados Unidos ha comenzado, finalmente, a descubrir las cartas en el proceso penal que impulsa en contra del alto exfuncionario mexicano. Y la apuesta es alta: quieren señalar a García no solo como un cómplice negligente, sino como una persona clave en la consolidación de dicha empresa criminal.

Un funcionario de tal importancia para el cártel que, de acuerdo con el primer testigo de los fiscales (un lugarteniente del grupo) estaban dispuestos a pagarle un millón y medio de dólares en sobornos a cambio de mantener su apoyo. Hasta una motocicleta Harley Davidson edición especial le regalaron como un detalle de agradecimiento.

La defensa de García Luna encabezada por el abogado Cesar de Castro adelantó a los integrantes del jurado que, a lo largo de las siguientes semanas, los fiscales presentarán toda clase de “historias disparatadas” a cargo de testigos que son, principalmente, delincuentes detenidos por el propios exfuncionario.

“Pero no encontrarán un solo audio, correo, video, mensaje de texto, fotografía, documento que confirme estos hechos. Ni encontrarán la respuesta de dónde está todo ese supuesto dinero. No lo harán porque son mentiras de secuestradores, asesinos y criminales que lo que buscan ahora es una venganza”, ha advertido Cesar de Castro en la audiencia realizada en la Corte federal en Brooklyn.

Operativo conjuntos… con el crimen organizado

La fiscalía de los Estados Unidos pretende convencer durante las siguientes ocho semanas al jurado que sin la cooperación del antiguo secretario de Seguridad mexicano es probable que el Cártel de Sinaloa no hubiera podido expandirse y fortalecerse como lo hizo, sobre todo durante la primera década de este siglo.

“Parecía ser un héroe… era todo lo contrario”, señaló el fiscal al momento de presentar su caso en el estrado.

Y para comenzar a construir su versión de los hechos, el gobierno decidió abrir con un testigo importante por su perfil criminal: Sergio Villarreal Barragán alias “El Grande”, uno de los más importantes operadores de la organización delictiva de los Beltrán Leyva, cuando estos eran aliados del Cártel de Sinaloa.

De acuerdo con dicho criminal, entre el 2011 y 2005 la entonces Agencia Federal de Investigaciones (AFI), bajo el mando de García Luna, fue la corporación policial más cercana al referido grupo delictivo, y su cooperación fue indispensable para hacer crecer su negocio y debilitar a sus rivales.

Por ejemplo, sostuvo que en Tamaulipas la AFI implementaba operativos “conjuntos” en los que incluía a sicarios del Cártel de Sinaloa con uniformes entre sus elementos.  Esto con el fin de desarticular centros y casas de seguridad de sus rivales y, a su vez, detener o hasta desaparecer a miembros rivales.

Según Villarreal Barragán los sicarios vestidos como AFI eran los responsables de implementar los cateos, mientras que los agentes reales daban seguridad perimetral con la finalidad de frenar a elementos de policías locales que colaboraban con otros grupos rivales.

La AFI de García Luna, explicó “El Grande”, permitía al Cártel de Sinaloa mantener libres las rutas para traficar sus drogas por tierra, mar y aire, al tiempo en que ejecutaba acciones contundentes contra sus rivales utilizando en varias ocasiones información que ellos les daban. También se les permitía designar a comandantes de dicha corporación aliados en diversas regiones.

Tras los primeros ocho años de cooperación del cartel con el exfuncionario mexicanos, este consiguió expandir de forma definitiva su presencia territorial en el país. Pasó de controlar solo cuatro estados, a tener presencia en las dos Baja Californias, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Durango, Zacatecas, Nayarit, Jalisco, NL, Colima, Guanajuato, Querétaro, Edomex, Guerrero, Oaxaca, Tabasco, Chispas, Q. Roo y una parte de Yucatán.

Lo que la fiscalía de los Estados Unidos intenta evidenciar a través de los dichos de “El Grande” es que la AFI de García Luna operaba como otro brazo del Cartel de Sinaloa en buena parte de México, con agentes, comandantes y directores que estaban a su servicio.

Entre los agentes de mayor rango de la antigua AFI y luego de la Policía Federal vinculados con los criminales figuraban, según el testigo, Luis Cárdenas Palomino, Ramón Pequeño García, Edgar Millán, Armando Espinoza de Benito, Iván Reyes Arzate, Víctor Garay, el comandante Domingo, el comandante Gómez Meza, el comandante Villegas, el comandante Eloy, entre otros.

Perisur y los sobornos millonarios

¿Qué ganaba García Luna con todo esto? Millones de dólares, de acuerdo con Villarreal Barragán. En concreto de millón a millón y medio de dólares que se le entregaba al exfuncionario mensualmente a veces a través de intermediarios y en otras ocasiones directamente.

“Arturo Beltrán era el responsable directo de pagarle. A mí me toco presenciar esos pagos. Recuerdo al menos unas 20 ocasiones en que nos reunimos con él y le entregamos el dinero. Siempre un unas maletas que les denominamos en México chorizos, todo con fajillos de billetes de cien dólares. De a 50 mil dólares por maleta”, recordó el testigo.

“El Grande” hizo especial énfasis en las entregas de dinero que tenían lugar en la Ciudad de México, concretamente un una casa de seguridad en el sur de la capital. A recibir el dinero acudía no solo García Luna sino también Luis Cárdenas Palomino, que era como su mano derecha.

“Siempre los recogíamos en un estacionamiento de Perisur. Ahí ellos dejaban el auto y nos trasladábamos a la casa que estaba por la zona. Los encuentros duraban unas 3 o 4 horas y se hablaba de cómo iban las operaciones. Y luego el dinero se entregaba en una habitación del tercer piso” describió y confirmó en un croquis de la casa que los fiscales le mostraron.

Millonario pago… y la moto

Las entregas mensuales que el grupo criminal le daba a García Luna no eran el único soborno. El testigo de la fiscalía señala que también hubo otros pagos como, por ejemplo, uno ocurrido en 2003 cuando con información filtrada por la autoridad los sicarios del cártel lograron interceptar en Morelos un cargamento de dos toneladas de cocaína que pertenecía a grupos rivales (el Cártel del Golfo y la Familia Michoacana). La droga fue llevada a una bodega donde al día siguiente acudieron Arturo Beltrán Leyva y sus mandos, y del lado de la AFI Genaro García Luna y Luis Cárdenas Palomino.

“Todos estaban contentos porque era un cargamento muy importante y a la AFI le correspondía la mitad. Ese era el acuerdo. Pero no les dábamos la droga sino el equivalente en dinero que eran unos 14 o 16 millones de dólares. El pago lo entregamos en billetes de cien dólares dentro unas cajas de cartón y aún así eran muchas. No cupieron en la SUV (camioneta) que llevaban ellos (García Luna y Palomino) y les dimos otra camioneta que nosotros teníamos. Y a mí Arturo me dió un millón de dólares como recompensa”, dijo ante el jurado Barragán Villarreal.

Otro soborno, mucho menos cuantioso pero simbólico, fue el que Arturo Beltrán le dió a García Luna en 2002, cuando mandó comprar en la Ciudad de México una motocicleta de la famosa marca Harley Davidson, de un modelo limitado, que literalmente llevaron al domicilio del entonces director de la AFI. “García Luna estaba muy contento porque la moto estaba bonita. Le agradeció el detalle a Arturo en una llamada de radio”, explicó el lugarteniente de los Beltrán Leyva.

El Grande, bajo examen

Luego de siete horas de audiencia, el juez Braian Cogan suspendió ayer la sesión para descansar y ordenó que se reanude hoy a las 9:30 de la mañana.

La jornada continuará con el testimonio de Villarreal quien aún será cuestionado por los fiscales sobre la presunta cooperación que García Luna brindó al Cártel siendo ya secretario de Seguridad Federal, en el gobierno del expresidente Felipe Calderón.

Tan pronto culminen los fiscales será el turno de la defensa de examinar al testigo. Es decir, de contrainterrogarlo sobre todos sus dichos. Se prevé que el defensor De Castro le pedirá a “El Grande” alguna prueba para sostener todo lo que ha estado refiriendo, lo que según ellos no es el caso.

Cabe señalar que la audiencia de ayer en la que de presentaron los alegatos iniciales y se citó al primer testigo ha sido la más concurrida hasta la fecha. Más de 65 personas asistieron a presenciarla entre periodistas, familiares y abogados, y también representantes del gobierno de México, entre ellos el cónsul general en Nueva York, Jorge Islas.

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