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El Estado en la era de la Inteligencia Artificial. Parte I

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En apenas una década, somos testigos del ascenso de una nueva realidad tecnológica impulsada por la inteligencia artificial (IA), cuyos efectos comienzan a sentirse en prácticamente todos los ámbitos de la vida humana.

La inteligencia artificial deja de ser un concepto propio de la ciencia ficción para convertirse en una realidad cotidiana que redefine la manera en que se estructuran las sociedades modernas. Desde asistentes virtuales autónomos y algoritmos que predicen y pueden llegar a incidir en comportamientos sociales, la IA está transformando la administración pública, la economía, la seguridad y las relaciones entre ciudadanos y gobiernos.

En este escenario de transformación digital acelerada, México se encuentra ante el reto de anticipar y manejar este fenómeno con seriedad y responsabilidad. El marco jurídico que nos rige enfrenta ahora la exigencia de repensarse desde sus cimientos para responder a los nuevos dilemas éticos, sociales, jurídicos e incluso filosóficos que plantea la automatización de las decisiones, la recopilación masiva de datos de información y datos biométricos, la vigilancia algorítmica por cuanto hace a sus alcances y la autonomía técnica de los sistemas de IA.

Más allá de las soluciones tecnológicas, la IA implica un proceso profundo de reorganización institucional. El Gobierno Federal debe repensar sus funciones, su forma de comunicar, de gestionar datos, de garantizar derechos y de diseñar políticas públicas; no puede mantenerse como un simple espectador, su papel debe ser el de protagonista y garante del uso ético y responsable de estas tecnologías. Ante estos retos surge la interrogante:

¿Realmente está preparado el Estado mexicano para asumir los retos estratégicos y de salvaguarda de la seguridad nacional que representa la inteligencia artificial?

A nivel global, la inteligencia artificial es utilizada para manipular información en redes sociales, producir contenidos falsos y alterar la percepción pública sobre candidatos y gobiernos. Estos fenómenos muestran que, en ausencia de una regulación adecuada, la IA no solo representa una promesa de progreso, sino también una amenaza para la estabilidad institucional de los Estados y la confianza de su ciudadanía. Los ciberataques se han convertido en una preocupación real para la seguridad de todos los gobiernos.

La tecnología cambió por completo la forma en que funcionan los países. Antes, las amenazas se daban principalmente en tierra, mar o aire. Sin embargo, con la llegada del Internet, surgió un nuevo espacio donde también pueden ocurrir conflictos: el ciberespacio.

Este se ha vuelto tan importante como los otros tres y los riesgos que existen ahí crecen rápidamente afectando a gobiernos, empresas y personas en todo el mundo.

La inteligencia artificial hace que los ataques digitales sean más rápidos, precisos y difíciles de detectar, lo que vuelve crucial fortalecer la ciberseguridad. Esta tecnología ya influye en muchos aspectos de la vida, incluida la seguridad nacional e internacional. China y Estados Unidos lideran su desarrollo, usándola en áreas como defensa y ciberseguridad, lo que genera nuevas tensiones globales. Aunque México no figura entre los líderes mundiales en el desarrollo de inteligencia artificial, enfrenta riesgos reales y crecientes en materia de ciberseguridad.

En 2024 se registraron más de 324 mil intentos de ciberataques en el país, muchos de ellos potenciados por herramientas de IA. Conforme al Censo Nacional de Seguridad Pública Federal de 2021 (INEGI) la Guardia Nacional atendió 48,099 tentativas de extorsión telefónica, 4,966 delitos de internet, 1,104 investigaciones cibernéticas, 5,920 sitios web desactivados, 21,290 reportes de incidentes electrónicos y 133,469 incidentes de seguridad informática.

Infraestructuras críticas como los sistemas de energía, transporte y comunicaciones cada vez más digitalizados e interconectados a esta tecnología se han convertido en objetivos vulnerables. Diversas empresas e instituciones mexicanas son el blanco de ciberataques mediante ransomware , dejando en evidencia la vulnerabilidad de sectores clave.

En 2021, el Grupo Aeroportuario del Pacífico sufrió un ataque del ransomware Conti que afectó temporalmente operaciones como revisiones de equipaje y procesos de check-in. Incluso el sector salud ha enfrentado casos donde hospitales vieron comprometido el acceso a expedientes clínicos, interrumpiendo la atención médica y generando riesgos adicionales para los pacientes.

La maligna efectividad del ransomware radica en tres motivos principales: i) los ataques son ahora más selectivos, ya que los ciberdelincuentes investigan cuidadosamente a sus víctimas para asegurarse de que los datos que cifran tengan un alto valor, ii) los pagos se realizan con criptomonedas, lo que brinda a los atacantes un alto nivel de anonimato y dificulta su rastreo y iii) gracias al uso de inteligencia artificial, los hackers pueden automatizar y escalar sus ataques, afectando a múltiples víctimas en muy poco tiempo.

Los daños causados por un ataque de esta naturaleza van más allá del tiempo que los sistemas permanecen fuera de servicio o del costo económico. Entre las consecuencias está la pérdida de confianza por parte de los clientes, quienes dudan de la capacidad de la empresa para proteger su información y los elevados costos que los ciberdelincuentes piden como rescate a cambio de la información secuestrada.

El AI Index 2025 de la Universidad de Stanford muestra que, a nivel global, la inteligencia artificial está avanzando a un ritmo acelerado: en el último año, los sistemas de IA mejoraron su rendimiento en pruebas especializadas entre un 18 % y un 67 % y la inversión privada en este campo alcanzó cifras récord con Estados Unidos a la cabeza. Este contraste evidencia que, mientras el mundo se mueve hacia una adopción masiva y sofisticada de la IA —con aplicaciones que ya impactan áreas como la salud, la educación y la justicia—, en México aún tenemos el reto de fortalecer la infraestructura tecnológica, actualizar los marcos normativos y formar capital humano capaz de trabajar con estas herramientas de manera ética y eficaz.

Esto denota la necesidad urgente de fortalecer la ciberseguridad en México. Para prevenir ciberataques, las autoridades recomiendan implementar copias de seguridad periódicas y almacenarlas de forma segura, mantener actualizado el software y los sistemas operativos, utilizar herramientas de seguridad robustas con protección contra malware, capacitar al personal para detectar intentos de phishing y contar con protocolos claros de respuesta a incidentes.

Estas medidas no eliminan el riesgo por completo, pero pueden reducir significativamente el impacto y la probabilidad de ser víctima de este tipo de amenazas. Estamos ante una realidad cruda e inminente: El antídoto para la ciberdelincuencia con IA , es la misma IA, poniéndonos en un escenario similar a una carrera armamentista entre algoritmos diseñados para atacar y sistemas inteligentes desarrollados para proteger.

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