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La evolución del Sistema Penitenciario Federal en México: Centros Federales de Readaptación Social de máxima seguridad

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“La prisión: un cuartel un tanto estricto, una escuela sin indulgencia, un taller sombrío; pero, en el límite, nada de cualitativamente distinto”.
– Michel Foucault

En noviembre de 1991, algunos de los internos (como se les llamaba entonces, ahora se les nombra Personas Privadas de la Libertad) de cárceles estatales fueron tomados por sorpresa.

En la Ciudad de México, en la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla, a su vez heredera de la Penitenciaría de Lecumberri, varios personajes tuvieron que tomar sus cosas y mudarse hacia el Estado de México, en el municipio de Almoloya de Juárez.

Construido entre 1988 y 1990, en el periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari (a cuyo hermano, Raúl, paradójicamente, lo albergó) el Centro Federal de Readaptación Social No.1 “Altiplano” (CEFERESO) considerado penal de máxima seguridad y primero en su tipo, abrió sus puertas y recibió a sus primeros huéspedes, contando con una capacidad instalada de 724 espacios.

A esa prisión se le ha dado por llamar “Almoloya”, “La Palma” y, más recientemente, “Altiplano”, nombre relacionado con la situación geográfica y relieve donde se encuentra.

El “Altiplano” fue el primero de 19 penales federales que, en su categoría de máxima seguridad, fueron construidos o habilitados para ubicar en ellos a los reos más peligrosos o de alto riesgo institucional, y no tanto a quienes estuvieran vinculados con delitos del fuero federal.

Ya existía como antecedente federal el complejo penitenciario denominado las Islas Marías, localizado océano Pacífico a 112 km de las costas del estado mexicano de Nayarit, que operaba desde 1905 hasta 2019, año en que cerró sus puertas, por decreto presidencial de Andrés Manuel López Obrador.

Entre los primeros huéspedes de este régimen, en el Centro Federal de Almoloya, se puede reconocer a narcotraficantes de alto calibre como Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo.

Cabe mencionar que, años después, estuvieron como huéspedes Joaquín Archivaldo Guzmán Loera “El Chapo” (quien escapó de este mismo penal en julio de 2015), Osiel Cárdenas Guillén, Benjamín Arellano Félix, Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”, entre otros líderes de cárteles.

La apertura de “Almoloya” fue el inicio de una nueva estructura penitenciaria que ha servido de control de grandes capos y personajes considerados peligrosos.

El segundo penal de este tipo fue abierto en el año 1993, en Puente Grande, Jalisco, el Centro Federal de Readaptación Social 2 “Occidente”, mismo que también albergó a grandes personajes y fue cerrado, de la misma manera, por decreto presidencial en 2020.

Enseguida mencionaré, por números, los penales federales que fueron habilitándose: el CEFERESO 3 “Noreste” de Matamoros, Tamaulipas, abierto en 2000 y también recientemente cerrado en 2020 por la misma razón; el número 4 “Noroeste” en Tepic, Nayarit, abierto en 2004; el 5 “Oriente” de Villa Aldama, Veracruz, de 2009; el número 6 “Sureste” de Huimanguillo, Tabasco, abierto en 2009 y cerrado en 2020 por decreto presidencial.

El CEFERESO 7 “Nor-Noreste” de Guadalupe Victoria, Durango, de 2010 y en funcionamiento hasta la fecha; el 8 en Guasave, Sinaloa, abierto en 2011; el 9 de Ciudad Juárez, Chihuahua, que inició operaciones en 2011 y fue cerrado en 2020; el 10 “Nor-Noreste” de Monclova, Coahuila, que inició operaciones en 2012 y cerró en 2017; el 11 de Hermosillo, Sonora, que opera desde 2012, al igual que el 12 de Ocampo, Guanajuato.

En 2013 abrió el CEFERESO 13 de Mihuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca; mientras que, en 2014, lo hicieron el 14 de Gómez Palacio, Durango y el 15 de Villa Comaltitlán, Chiapas; asimismo, desde 2015 funcionan el 16, que es el Femenil de Coatlán, Morelos y el 17 de Michoacán; y, el 18 de Ramos Arizpe, Coahuila, que es el más reciente, del año 2018.

Desde 1993 funciona también el Centro Federal de Readaptación Psicosocial (CEFEREPSI) en Ciudad Ayala, Morelos.

En esta ocasión aproveché el espacio para una descripción muy general y superficial de la evolución del esquema penitenciario federal que tiene una gran funcionalidad y está llena de historias.

Existe escaso material que dé una idea de la evolución de esta temática que, sin duda, apasiona a penitenciaristas de alma y corazón, pero que no resulta menos interesante para el público en general.

Dr. Antonio Hazael Ruíz Ortega

Licenciado en Derecho con Maestría en planeación y gestión educativa; Maestría en prevención del delito y sistemas penitenciarios; Especialista en prevención del delito y derechos humanos y Ex subsecretario de Sistemas Penitenciarios y menores infractores de la CDMX.

Twitter: @Hazaelruizo

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