El caso de Robert Roberson, un hombre diagnosticado con autismo que enfrenta la pena de muerte en Texas, es un ejemplo alarmante de cómo los sesgos cognitivos pueden distorsionar la justicia. Condenado bajo la controvertida teoría del “síndrome del bebé sacudido”, Roberson es víctima no solo de la aplicación deficiente de un diagnóstico médico, sino también de una serie de prejuicios y errores en la toma de decisiones que afectan a los actores judiciales. Este artículo analiza cómo los sesgos cognitivos no solo han llevado a la condena de Roberson, sino que amenazan la legitimidad misma del sistema judicial.
Los Sesgos Cognitivos en el Proceso Penal
Los sesgos cognitivos son distorsiones sistemáticas en el procesamiento de información que afectan la objetividad en la toma de decisiones. En el contexto del derecho penal, estos sesgos pueden tener consecuencias devastadoras, como lo demuestra el caso de Roberson, donde su comportamiento atípico fue interpretado erróneamente como una falta de remordimiento. Los principales sesgos identificados en este contexto incluyen:
- Sesgo de Confirmación: Los investigadores y fiscales tienden a buscar e interpretar información que confirme sus creencias iniciales sobre la culpabilidad del acusado, ignorando o minimizando la evidencia contraria. Este sesgo es particularmente pernicioso cuando los estereotipos o prejuicios se alinean con las primeras impresiones sobre el sospechoso. En el caso de Roberson, el hecho de que fuera autista y su comportamiento no se ajustara a las expectativas sociales típicas, fue interpretado como señal de culpabilidad[1].
- Heurística de Disponibilidad: Se refiere a la tendencia a evaluar la probabilidad de un evento basado en la facilidad con la que se pueden recordar casos similares. En los juicios penales, esto puede llevar a que se sobreestime la frecuencia de ciertos tipos de comportamiento o delitos, influyendo en la percepción del juez o jurado sobre la culpabilidad del acusado[2].
- Efecto de Anclaje: La primera información presentada sobre un caso puede influir desproporcionadamente en la decisión final. En el proceso judicial, esto significa que la narrativa inicial del fiscal o de los medios de comunicación puede predisponer a los actores judiciales, haciendo difícil que reconsideren su posición ante nueva evidencia[3].
Impacto en la Legitimidad de las Decisiones Judiciales
Los sesgos cognitivos no solo afectan la interpretación de la evidencia, sino que también ponen en peligro la legitimidad de las decisiones judiciales, cuestionando el principio de imparcialidad que debería guiar todo proceso. Como señala Andrés Páez en su trabajo sobre la legitimidad racional de las decisiones judiciales, los sesgos implícitos que afectan a los jueces y otros actores del sistema judicial son sistemáticos y persistentes, y es necesario implementar reformas estructurales que minimicen su impacto[4].
En el caso de Roberson, el sesgo de confirmación llevó a los investigadores a descartar explicaciones alternativas sobre la muerte de su hija, como la caída accidental que él describió. Este sesgo también influye en la percepción del jurado, que puede interpretar un diagnóstico médico complejo de manera simplista, dejando de lado las dudas razonables necesarias para una condena justa.
Estrategias para Contrarrestar los Sesgos Cognitivos
Páez sugiere que una de las formas más efectivas para contrarrestar los sesgos cognitivos en el ámbito judicial es mediante la modificación de las reglas procesales. Esto incluye desde cambios en la forma en que se presenta la evidencia hasta la creación de guías de práctica judicial específicas que ayuden a los jueces a identificar y mitigar sus propios sesgos[5]. Además, se propone la implementación de protocolos que reduzcan la influencia de estos sesgos, tales como evitar que el fiscal sugiere la duración de la pena para evitar el efecto de anclaje en la decisión del juez.
Conclusión: Un Camino hacia la Justicia Real
El caso de Robert Roberson revela no sólo las fallas del sistema judicial frente a las particularidades de los acusados con diagnósticos como el autismo, sino también la necesidad urgente de revisar y reformar el proceso judicial para proteger la legitimidad y justicia en las decisiones. Los sesgos cognitivos son una amenaza constante que deben ser abordados no solo desde la capacitación individual, sino a través de cambios estructurales en el sistema jurídico que garanticen que la justicia no se vea distorsionada por los prejuicios inherentes a la naturaleza humana.
Reformar las reglas del proceso judicial, desarrollar guías de práctica judicial y fomentar una reflexión constante sobre los límites del razonamiento humano son pasos esenciales para avanzar hacia un sistema penal más justo y equitativo.
Referencias:
[1] Investigación sobre sesgos cognitivos en la evaluación de casos criminales.
[2] Sesgos cognitivos y su impacto en la toma de decisiones judiciales.
[3] Revisión de estudios sobre el impacto de los sesgos en profesionales.
[4] Análisis detallado sobre sesgos y legitimidad judicial en el derecho.
[5] Análisis detallado sobre sesgos y legitimidad judicial en el derecho.