Comenzaré este breve análisis sobre la autopsia psicológica haciendo referencia a sus orígenes, ya que es de vital importancia conocer los antecedentes de esta técnica, para poder comprender los múltiples beneficios que tendría su aplicación en casos concretos.
Sus orígenes se remontan a la intersección de la psicología y la criminología en el siglo XX. A medida que se comprendía mejor la relación entre la salud mental y el comportamiento delictivo, los investigadores comenzaron a desarrollar métodos para analizar el estado mental de individuos que habían fallecido en circunstancias trágicas.
En la década de 1970, la autopsia psicológica comenzó a tomar forma como disciplina formal. Pioneros en el campo, como el Dr. Edwin Shneidman, empezaron a aplicar técnicas psicológicas para estudiar los factores que conducen al suicidio, centrándose en la necesidad de entender el sufrimiento psicológico de las víctimas. Desde entonces, esta metodología ha evolucionado y se ha integrado en el ámbito forense, siendo utilizada por investigadores, policías y psicólogos en diversas partes del mundo.
Esta técnica implicaba la recopilación de datos a través de entrevistas con familiares, amigos, colegas y otros que pudieron haber tenido contacto cercano con la persona fallecida. También se revisaban documentos relevantes, como cartas, diarios y perfiles en redes sociales. A partir de esta información, los expertos en psicología forense creaban un perfil que ayudaba a entender la psicología de la víctima y las circunstancias que pudieron llevar a su muerte.
Por lo que podemos definir a la autopsia psicológica como una herramienta forense que se utiliza para analizar y entender el comportamiento de una persona que ha fallecido en circunstancias no naturales, como suicidios o homicidios. Este enfoque busca reconstruir el estado mental de la víctima en el momento de su muerte, proporcionando información crucial que puede influir en el desarrollo de un proceso penal.
Cuando se habla de la relevancia que tendría el uso de esta técnica en procedimiento penal, podemos enumerar varios beneficios, como lo es una comprensión Integral del caso ya que esta permite reconstruir la historia personal de la víctima, proporcionando un contexto más completo que puede ser esencial para entender las circunstancias de su muerte. Este enfoque ayuda a identificar patrones de comportamiento, relaciones interpersonales y factores estresantes que podrían haber influido en el desenlace.
Por otro lado, la clarificación de los motivos es algo fundamental para conocer lo que hay que detrás del hecho criminal, ya que al analizar el estado emocional y psicológico de la víctima y del agresor, se pueden identificar factores que contribuyeron al conflicto, ofreciendo una perspectiva más matizada del caso.
En cuando a la prevención de errores judiciales, el uso de esta técnica apoyaría mucho a disminuirlos al ofrecer un análisis más detallado del contexto emocional de la víctima, evitaría se emitieran juicios erróneos, especialmente en sistemas de justicia en donde las decisiones se basan en percepciones, por lo que al ser estás erróneas impactarían de manera significativa en la vida de una persona y su entorno familiar.
Desde el punto de vista de la victimología, este tipo de método se enfoca principalmente en la experiencia de la propia víctima, dándole un enfoque más humano y comprensivo a la investigación del delito.
Si bien es cierto, en México el conocimiento de este tipo de métodos como es la autopsia psicológica aún se encuentra en desarrollo, su implementación puede ser clave en un sistema judicial que enfrenta desafíos como la impunidad y la falta de acceso a la justicia. La incorporación de esta técnica podría fortalecer la labor de los investigadores y proporcionar un marco más robusto para el análisis de casos complejos.
A pesar de sus beneficios, la autopsia psicológica enfrenta desafíos, como la falta de formación especializada en el personal forense y la resistencia a nuevas metodologías dentro del sistema judicial.
Es por lo anterior que en la medida en que cada vez más se incluya y haga uso de la autopsia psicológica en las investigaciones forenses se fomentará la capacitación y sensibilización de los profesionales del sistema de justicia sobre la importancia de la salud mental, promoviendo un enfoque más integral en la resolución de casos.
Por lo que, a manera de conclusión, la autopsia psicológica se ha convertido en un recurso fundamental en la investigación de muertes violentas y suicidios. Su capacidad para ofrecer una comprensión más profunda de las circunstancias que rodean a la víctima la convierte en una herramienta invaluable para investigadores y profesionales del derecho. Al integrar este enfoque en los procedimientos forenses, se puede avanzar hacia un sistema de justicia más efectivo, humano y consciente de la complejidad de la experiencia humana.
Si bien es cierto en México, la autopsia psicológica no tiene un reconocimiento formal en la legislación como parte de un procedimiento judicial específico. Sin embargo, ha sido utilizada en la práctica forense y ha generado interés en el ámbito académico y legal.
Como ya lo he referido, aunque este método no se encuentra formalmente regulado, su uso puede ser respaldado por expertos en psicología forense que sean llamados a testificar sobre las circunstancias del fallecimiento. La aceptación y validez de los hallazgos dependerán del contexto del caso y de cómo se presenten ante el tribunal.
Finalmente es importante decir, que la autopsia psicológica es una valiosa herramienta para la prevención del suicidio, porque puede ayudar a identificar señales de advertencia y factores de riesgo que pueden no ha ver sido evidentes en vida, pero que puede ser utilizada para desarrollar estrategias de prevención y apoyo de personas en riesgo.
“El más leve detalle, lo que más insignificante parece suele ser en ocasiones la clave que nos conduce a la averiguación de la verdad”
Hans Gross
Zulene Yazmin Barrientos Salinas. Licenciatura en Derecho por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ). Maestrante en Derecho Procesal Penal y Juicios orales. Jefe de Carrera de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Americana del Noreste, Campus Saltillo, Coahuila.