“El principal enemigo de la creatividad es el sentido común”. Pablo Picasso
El pasado 6 de octubre, más de 170 obras entre pinturas, tallado de escultura, repujado, cerámica, elaboración de utensilios con material de reuso y diversas artesanías, fueron presentadas en una expo venta denominada “Arte y Libertad”. Lo interesante de este evento resultan ser el origen de los productos: las prisiones federales y el lugar de exposición: el Complejo Cultural Los Pinos, antes residencia oficial de los presidentes mexicanos.
Este evento tiene como antecedente el realizado en octubre de 2019 cuando 10 personas privadas de la libertad en el Reclusorio Preventivo Varonil Norte salieron de prisión y presentaron la obra Tlamaquitiliztli: no morirá la palabra, no encerrarán nuestra voz, también en el Complejo Cultural los Pinos, como integrantes de la Compañía de Artes Escénicas “El Reno” que trabajaron con el colectivo Arte Sin Frontera en coordinación con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, a través del programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) y el Centro Cultural Helénico.
Ese fue el primer evento por el que se difundió, por primera vez, en Los Pinos una actividad de cultura y arte relacionada con centros penitenciarios y del que también fui testigo, en el que era mi encargo entonces como Subsecretario de Sistema Penitenciario de la Ciudad de México.
El artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos suscribe: “El sistema penitenciario se organizará sobre la base del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los beneficios que para él prevé la ley…”.
Lo anterior viene a propósito porque uno de los ejes para la reinserción social que marca nuestra Constitución es la educación y ésta incluye a la cultura y el arte, actividades que aportan conocimientos, sentimientos y espiritualidad para muchas de las personas en reclusión que encuentran en estas manifestaciones una forma de escapar de su realidad, estar en prisión.
Pero más allá. La Constitución también marca al trabajo y la capacitación para el mismo como otros dos ejes para la reinserción social, por lo que, tanto la actuación como la pintura como la escultura y demás actividades, representan no sólo una manifestación cultural y artística sino una forma de capacitarse y trabajar, que también reditúa ingresos económicos para sus familias.
Por ello, y en este espacio, aprovecho para agradecer a las autoridades de cultura de nuestro país, el abrir este espacio de un fantástico valor histórico, para promover el trabajo no sólo de las personas privadas de la libertad si no de sus capacitadores y maestros, que los canalizan hacia actividades que les transforman la vida y les generan una visión de porvenir.
Aprovecho también para rememorar con la ayuda de esta referencia institucional: https://www.gob.mx/cultura/articulos/los-pinos?idiom=es, la importancia de este recinto.
“El 30 de noviembre de 1934, al jurar como Presidente de la República, Lázaro Cárdenas decidió no vivir en el Castillo de Chapultepec, para abrirlo al público. De esa decisión surgió la Residencia Oficial de Los Pinos, ubicada en el rancho La Hormiga, a un costado del histórico Molino del Rey donde, en 1847, se libró una batalla contra el invasor estadounidense.
“La nueva residencia oficial tomó su nombre en recuerdo de la finca en la que el expresidente Cárdenas conoció a su esposa Amalia Solórzano. Para que hiciera honor a su nombre, mandó sembrar numerosos pinos”.
Según nos describe, en un lapso de 84 años fue residencia oficial de 13 presidentes, exceptuando a Adolfo López Mateos, quien no vivió ahí.
Los Pinos, durante este sexenio, abrió sus puertas al público tras convertirse en el Complejo Cultural Los Pinos, por lo que entonces se abrió también la oportunidad para llevar a cabo esta idea tan impensable antes y una realidad hoy: llevar arte de la prisión a Los Pinos.
La exposición “Arte y Libertad” actualmente instalada en una sala de la planta alta de la Residencia Miguel Alemán, representa un encuentro mágico entre el arte y la libertad, y a la capacidad transformadora del ser humano, siempre en esa idea de no cometer los mismos errores y buscar una mejor vida.
Antonio Hazael Ruiz Ortega.
Licenciado en Derecho con Maestría en planeación y gestión educativa; Maestría en prevención del delito y sistemas penitenciarios; Especialista en prevención del delito y derechos humanos y Ex subsecretario de Sistemas Penitenciarios y menores infractores de la CDMX.
Twitter: @Hazaelruizo