
El derecho penal ha perdido a uno de sus más ilustres arquitectos: Claus Roxin, el jurista cuya obra redefinió los límites de la responsabilidad penal y la dogmática jurídica contemporánea. Su fallecimiento no solo deja un vacío en la academia, sino que marca el fin de una era en la que el derecho penal fue entendido como un instrumento racional, basado en la dignidad humana y la función garantista del Estado.
Un Pensador que Transformó el Derecho Penal
Nacido en 1931 en Hamburgo, Roxin fue un pionero en la reformulación de la teoría del delito. Su legado intelectual es inabarcable: desde su tesis sobre “Autoría y Dominio del Hecho”, que redefinió la estructura de la imputación penal, hasta su monumental Derecho Penal. Parte General, obra cumbre de la dogmática penal contemporánea.
Su influencia se extendió más allá de las aulas alemanas; fue un constructor del derecho penal en América Latina, donde sus teorías encontraron tierra fértil en la transformación de sistemas jurídicos que buscaban alejarse de modelos inquisitivos y abrazar los principios del garantismo y la proporcionalidad.
La Batalla Contra la Irracionalidad Punitiva
Claus Roxin entendió el derecho penal no como un mecanismo de venganza estatal, sino como una herramienta de control racional de la violencia institucional. Su concepción del derecho penal del hecho y no del autor, su insistencia en la responsabilidad diferenciada según el dominio del hecho y su incansable lucha contra el populismo punitivo lo convirtieron en una figura de resistencia frente a los excesos del poder.
A él le debemos una de las contribuciones más relevantes en la lucha contra la impunidad de los crímenes de Estado: su teoría de la autoría mediata en estructuras organizadas de poder, que permitió construir bases dogmáticas para la persecución penal de los máximos responsables de crímenes internacionales. Gracias a Roxin, los grandes dictadores y jerarcas del terror no pudieron escudarse en la obediencia ciega de sus subordinados.
Roxin, el Maestro
Claus Roxin no fue solo un teórico; fue un maestro en el sentido más profundo del término. Su capacidad para transmitir conocimiento, su claridad conceptual y su humildad intelectual hicieron de él un referente ineludible para generaciones de penalistas. Su paso por América Latina marcó a decenas de juristas, quienes lo reconocieron como el faro de la dogmática penal contemporánea.
Roxin deja tras de sí una obra monumental, un derecho penal más racional y una comunidad académica que deberá continuar su legado en tiempos donde el punitivismo y la erosión de las garantías amenazan con oscurecer los principios que él defendió con lucidez y firmeza.
Hoy, Notitia Criminis rinde homenaje a Claus Roxin, el hombre que transformó el derecho penal en ciencia, el jurista que entendió que detrás de cada norma hay una vida humana en juego, el pensador que nos enseñó que la lucha contra la irracionalidad punitiva es, en esencia, la lucha por la justicia.
Descanse en paz, Maestro.