Por: Arturo Angel
Brooklyn, NY: En el día 10 del juicio contra Genaro García Luna los fiscales estadounidenses subieron la apuesta. Por primera vez presentaron como testigos a dos oficiales de seguridad, uno de México y otro de Estados Unidos, quienes apuntaron a la posible colaboración y vínculos del exsecretario de Seguridad federal con el Cártel de Sinaloa y con los Beltrán Leyva.
Hasta antes de la jornada de ayer los fiscales habían presentado al jurado solo testigos colaboradores (criminales confesos) para evidenciar el contacto y los pagos que supuestamente recibió el exfuncionario del crimen organizado. Por eso, ayer la aparición de policías dio un matiz distinto a las acusaciones, y puso en alerta a la defensa.
El primero en comparecer de estos agentes fue Miguel Madrigal, un experimentado agente especial de la DEA con más de dos década de servicio y quien estuvo laborando en la oficina de dicha agencia en México entre 2007 y 2015. Cuando Madrigal se fue del país ya estaba al frente de un grupo de 11 agentes laborando en campo.
En su declaración ante el jurado el agente sostuvo que en 2010 se encontró con Sergio Villarreal alias “El Grande”, lugarteniente del grupo de los Beltrán Leyva, unas horas después de que este fuera detenido por elementos de la Marina. El encuentro fue porque Villarreal quería reunirse con agentes de la DEA lo antes posible.
“Lo que El Grande me dijo es que sabía y tenía información de la colaboración y cercanía de Genaro García Luna con el crimen organizado y quería compartirla”, dijo el detective de la DEA.
La defensa de García Luna logró a través de diversas objeciones que no se detallara más en torno a este punto. No obstante, lo dicho por el agente Madrigal empata con lo que refirió frente al jurado El Grande, quien justamente señaló que tras su captura buscó de forma inmediata el contacto con autoridades estadounidenses. En ese testimonio El Grande detalló como era la presunta colaboración de García Luna con ellos y los sobornos que a cambio se le entregaban.
Madrigal también dijo otra cosa importante: que a través de sus fuentes confidenciales tuvo acceso a un video en el que se aprecia la camioneta del entonces comandante de la Policía Federal, Edgar Enrique Bayardo, afuera de un domicilio de Jesús “El Rey” Zambada, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa y hermano de Ismael “El Mayo” Zambada.
Esto es relevante porque diversos testigos colaboradores han señalado en el juicio que Bayardo era uno de los agentes federales cercanos a García Luna que colaboraba estrechamente con el crimen organizado. Madrigal dijo que también la DEA tenía sospechas de este posible nexo, aunque la información no se compartió abiertamente con México pues la estaban investigando. El detective estadounidense agrega que luego de que “El Rey” fue detenido en un operativo en Ciudad de México en 2008 habló con Bayardo a quien notó sumamente “conmocionado” y “nervioso” por la noticia.
Cabe recordar que, en 2009, ante las inminentes acusaciones que caerían en su contra, Bayardo decidió volverse testigo protegido de la entonces PGR. Se preveía que declararía en torno a altos esquemas de corrupción criminal con el gobierno y la gestión de García Luna. Esto ya no ocurrió porque lo acribillaron en una cafetería Starbucks de la colonia Del Valle pese a estar, supuestamente, bajo custodia y protección.
El encuentro García, Beltrán y Barbie
El otro agente que testificó ayer fue el policía federal ministerial retirado Francisco Cañedo Zavaleta, quien narró que el 19 de octubre de 2008, al dirigirse a un fin de semana de descanso en Morelos, se encontró tres camionetas que parecían estar varadas en la carretera libre México – Cuernavaca/Tepoztlán, poco antes de la intersección para tomar justo alguna de esas dos direcciones.
Al creer que se trataba de vehículos que pudieran necesitar ayuda se acercó y redujo la velocidad para preguntar, pero se sorprendió de lo que presenció: las tres personas que estaban a un lado de las suburban era García Luna (a quien conocía bien pue solo lo veía frecuentemente por su trabajo) junto con Arturo Beltrán Leyva, líder del cartel de los Beltrán Leyva, y su lugarteniente Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”, este último portando un arma larga.
“Me asusté porque además vi que otra camioneta dio una vuelta y mejor aceleré y me seguí. Más adelante me estacioné cerca de la entrada de un fraccionamiento que se llamaba Los Limones… y ahí ví nuevamente pasar a dos de estas camionetas… en la de enfrente iba de copiloto Beltrán y atrás la Barbie, y en la segunda camioneta el que venía manejando García Luna”, agregó el policía retirado.
Cañedo dijo que contó lo que vió a un compañero suyo de nombre Oscar Granados y ambos decidieron buscar a la entonces diputada federal y hoy gobernadora de Campeche, Layda Sansores, para comentarle lo que les había pasado. Esta les sugirió compartir de forma anónima la historia con la revista Proceso.
A pregunta de los fiscales sobre si hubo represalias por lo que hizo Cañedo Zavaleta dijo que fue acusado falsamente de colaborar con el crimen organizado, y le levantaron cargos por delincuencia organizada, narcotráfico, entre otros. Fue arraigado por más de cien días y a la postre recluido en el Penal Federal de Puente Grande en Jalisco.
Sin embargo, agrega Zavaleta, terminó siendo absuelto por el juez al comprobarse que ninguno de esos cargos era verdadero. Por ello pudo regresar a terminar su carrera como policía.
Lo que viene
El próximo lunes se reanudarán las audiencias de este juicio por narcotráfico en contra de García Luna con el contra interrogatorio que hará la defensa al testigo Cañedo Zavaleta. Luego de eso la defensa continuará avanzando en la lista de testigos que pretende llamar al estrado.
En dicha lista faltan por presentarse nombres importantes como el del ya mencionado Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”, o el de Jesús “El Rey” Zambada. También se prevé citar a declarar al exfiscal de Nayarit y colaborador confeso del crimen organizado, Edgar Veytia. Una vez que concluya la presentación de la fiscalía tocará el turno a la defensa para presentar sus pruebas y testigos.
El juez del caso, Brian Cogan, ha estimado que todo el juicio durará unas ocho semanas por lo que se prevé que concluya a mediados de marzo.
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