A través de la historia de las fuerzas armadas se constituía una Secretaría, llamada Secretaría de Guerra y Marina, donde su mando recaía en una sola persona; en 1940 se da una escisión de la Secretaría de Marina y Defensa y se crea la Secretaría de Marina y Secretaría de la Defensa Nacional, esta absorbe a la fuerza Aérea, cada una con su respectivo titular, en estas dos Secretarías se conformaban los tres cuerpos armados: Marina, Ejército y fuerza Aérea, los ejércitos por tierra, aire y mar.
En los sexenios de Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid, se le daba mucha más atención a la Secretaría de la Defensa, ya que la Secretaría de Marina estaba muy replegada en sus zonas navales, muy hermética en su actuar y poco vista hacia la vida pública y activa, hasta en su momento se creía que el Secretario de Marina estaba subordinado al Secretario de la Defensa; no hay que olvidar que la Constitución de la República y la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal contemplan que todas la Secretarías de Estado son independientes jurídicamente y no puede estar una subordinada de otra.
Con la llegada de Carlos Salinas de Gortari a la presidencia, las cosas empezaron a cambiar en el ámbito castrense a pesar de que su Secretario de Marina Mauricio Scheleske Sánchez fue señalado por actos de corrupción, en este sexenio Salinas empezó a darle más participación a la Marina donde empezaba de manera muy sobria a coadyuvar con la Secretaría de la Defensa, donde el mando siempre lo tenía el Secretario de la Defensa a pesar de que la Secretaría de Marina ya manejaba sus propias logísticas para combatir la delincuencia organizada y preservar la seguridad nacional.
En los sexenio de Zedillo y Fox conservaban la misma temática, la gran pugna empezó cuando, de manera acéfala y sin logística, el Presidente Felipe Calderón delegó totalmente el combate contra el narcotráfico a ambas Secretarías, donde cada una empezó a realizar sus tareas sin coadyuvar, existían operativos donde la Marina los organizaba y la Defensa no estaba enterada y viceversa, también se especulaba que la Secretaría de Marina empezaba a tener coordinación e intercambio de información con agencias de inteligencia estadounidense como la DEA y la CIA, entre otras, para realizar investigaciones en combate a las células criminales; desgraciadamente en el sexenio de Felipe Calderón fue donde se generó un gran emporio criminal empezó a exhibir a las fuerzas armadas en el combate a la delincuencia organizada dejando de lado a las corporaciones policiacas y policías ministeriales locales y federales, por vía de consecuencia dejaron a las fuerzas armadas combatir a las células criminales en su totalidad.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto la delincuencia organizada seguía creciendo, cada vez más se formaban grupos criminales más poderosos con un gran armamento y con un gran apoyo y protección de algunos sectores gubernamentales; la intervención de la Secretaría de Marina era muy independiente de la Secretaría de la Defensa, se podría interpretar que era una táctica del Presidente de la República como comandante supremo de las fuerzas armadas, que el objetivo de recabar información de ambos cuerpos armados y cruzar resultados, esto generó una división de ambas Secretarías ya que se presumía que la información era diferente, esto generaba al presidente cierta desconfianza al grado que en varios comunicados de intercambio de información con las agencias estadounidenses como CIA y DEA mencionaban que confiaban más en la Secretaría de Marina que en la Secretaría de la Defensa, lo cual creó un gran descontrol entre las Secretarías e incluso llegaron a tener operativos por separados como la detención del peligroso narcotraficante Arturo Beltrán Leyva en el municipio de Cuernavaca Morelos donde geográficamente el condominio donde fue detenido estaba a un kilómetro aproximadamente de la Zona Militar de este municipio; nos hacemos varias preguntas por qué en este operativo no participó la Secretaría de la Defensa si por logística y ubicación era su jurisdicción, por qué no se enteró de este operativo, quién estaba investigando a este narcotraficante, quién informó la ubicación de este delincuente, etc., existen varias interrogantes. También se presume que en este operativo intervinieron marines estadounidenses, esto generó un gran descontento a la Secretaría de la Defensa y empezaron las especulaciones de corrupción dentro de esta Secretaría.
En el actual sexenio estamos viviendo una violencia descomunal ya que constantemente se presentan homicidios, desapariciones, enfrentamientos; así, se crea un grupo de seguridad llamado Guardia Nacional, donde sus resultados han sido desastrosos, por lo que se debate en la Suprema Corte si debe de estar adscrita a la Secretaría de la Defensa o a la Secretaria de Seguridad Ciudadana, esto genera un vacío en el combate a la delincuencia organizada ya que se vuelve un galimatías en materia de seguridad, la logística, la operación contra las conductas delincuenciales, la Marina actúa de manera aislada la Secretaría de la Defensa con sus propios protocolos de investigación y de operación y la Guardia Nacional se subordina a la Defensa Nacional.
Según las estadísticas del propio Gobierno Federal sobre la Guardia Nacional esta realiza un tercio de las detenciones que hacía la Policía Federal, a pesar de contar con más elementos esto habla de los pocos resultados que esta corporación está dando en el combate a la delincuencia.
Es importante señalar que el Presidente de la Republica debe tener bien claras las funciones de las fuerzas armadas, ya que sus operaciones están muy bien señaladas por la propia normatividad que los rige, donde existe un catálogo de leyes muy amplias como el Código de Justicia Militar, que es aplicable a los tres cuerpos armados, la Ley de Seguridad Social, así como otras leyes castrenses que están específicamente destinadas a cada cuerpo armado, como la Ley de la Armada de Mexico que es una de las leyes más antiguas de la historia (esta ley se aplica específicamente a la Marina), la Ley del Ejército y Fuerza Área (que se aplica específicamente a los Ejércitos tierra y aire), pero es muy importante el no sustituir funciones de un cuerpo armado a otro ya que se podría entender que existen divisiones y no se puede coadyuvar en las tareas de seguridad nacional.
Como conclusión, el Presidente de la República como comandante Supremo de las Fuerzas Armadas debe de ser cuidadoso en delegar las funciones a las fuerzas armadas en su ámbito de aplicación que marca su normatividad desde la Constitución de la República hasta sus leyes federales que rigen su actuar, no ordenar acciones meta constitucionales ni sustituir a un cuerpo armado por otro en sus funciones legalmente establecidas, ya que puede ser muy peligroso para la estabilidad del país.
Benjamín Canela Manzo.
Catedrático de la facultad de derecho por la UNAM con 19 años de antigüedad académica, especialista en juicio de amparo, imparte cátedras de derecho penal militar y derecho administrativo. Y ha impartido clases en el Consejo de la Judicatura Federal en el Instituto de Formación Profesional de la Fiscalía General de la CDMX.