En los Estados con mayores índices de desarrollo es permanente la preocupación por la “seguridad”, aparentemente en todas sus facetas; sin embargo, es bien conocido que el tema de la “seguridad” tiende a ser utilizado como argumento suficiente o pretexto para legitimar cualquier medida de corte político con matices de autoritarismo; con independencia del país de que se trate, la seguridad es una prioridad y en su nombre, se pueden permitir o restringir cualquier tipo de medidas que afecten la vida de la población.
En lo que respecta a los Estados en vías de desarrollo, la exigencia de “seguridad” es un reclamo generalizado frente al clima de violencia; donde la población cada día demanda recuperar la paz y la gobernabilidad de territorios completos, demanda vivir sin miedo.
La seguridad es una preocupación permanente desde que el ser humano se unió con otros para dar origen a las primeras comunidades humanas. Paradójicamente, fue vista como prioridad y con una óptica más “humana” hasta 1994, cuando el “Informe sobre Desarrollo Humano” del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, determinó que las desigualdades sociales han impedido el resguardo efectivo de la “seguridad humana”, particularmente para los sectores con mayor exposición a riesgos. En el mismo Informe se determinó que la “seguridad humana” se compone por las siguientes facetas: seguridad económica, seguridad alimentaria, seguridad en materia de salud, seguridad ambiental, seguridad personal, seguridad de la comunidad y seguridad política.
En pocas palabras, la “seguridad humana” tiene dos dimensiones: una, entendida como la certeza de que el sujeto puede gozar de alimentación, salud y libertad, y la otra, relativa a la ausencia de peligro en su vida cotidiana.
La “seguridad humana” tiene como centro y eje rector a la persona humana, igualmente es la base sobre la que se construye la seguridad estatal. Sino se garantiza la seguridad humana, no se podrá aspirar a conservar la seguridad del Estado y, si no hay una situación real de seguridad en el Estado, las personas no podrán experimentar la seguridad humana, en consecuencia, su desarrollo humano se verá restringido.
Las diferentes formas de entender la “seguridad” seguirán sumando nuevas interpretaciones, algunas flexibles otras restrictivas, en tanto se espera que haya una sola “estrategia” que logre devolver la paz, al menos, en el caso de México. Si bien, históricamente la cuestión de la seguridad se había estudiado en el ámbito del Derecho Administrativo, los cambios impulsados por la legislatura fueron acercando la “seguridad pública” a la órbita de lo penal, con resultados discutibles desde el principio del siglo XXI.
La “seguridad ciudadana” no se trata sólo de una reducción en la numeralia sobre los delitos; debería ser: una estrategia exhaustiva y multifacética para mejorar la calidad de vida de la población, la acción comunitaria para prevenir la criminalidad, el acceso a un sistema de justicia eficaz, una educación con orientación a los derechos humanos y la instauración de una cultura de la legalidad.
Actualmente, en México se ha buscado que la concepción de la “seguridad ciudadana” sea una opción para traer de regreso la paz y gobernabilidad de ciertas zonas del país, sus resultados son debatibles; sin embargo, el problema no es menor y quizá, el pensar en tener resultados inmediatos para un “caos” de tan larga data es el primer error. Hoy podríamos decir que se ha hecho el “primer corte de caja” con la visión sobre la seguridad que el gobierno de este país tuvo para el periodo 2019 -2024 [1] y el análisis de sus resultados está bajo el escrutinio público nacional e internacional.
Comienza otro sexenio y con él, la posibilidad de un nuevo enfoque de análisis con base en la comparación de resultados entre el actual gobierno y su antecesor; no obstante, habrá que considerar que, en palabras del ahora titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la “Estrategia Nacional de Seguridad” para el sexenio 2024-2030 se basa en cuatro ejes, sobre el primero de ellos, el cual trata sobre la atención de las causas de la actividad delictiva dijo:
“[…] Continuaremos con la estrategia que inició en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de atender de manera prioritaria a las familias más vulnerables, reduciendo la pobreza, cerrando brechas de desigualdad y generando oportunidades para que las y los jóvenes tengan acceso a una mejor calidad de vida. […]”
Posteriormente, cuando la titular del Poder Ejecutivo federal agradece la intervención del Secretario y da el uso de la voz a las y los periodistas, ella misma señala:
“[…] ¿Qué vamos a hacer adicional a lo que venía haciendo el presidente Andrés Manuel López Obrador? En la Ciudad de México hicimos un programa que se llamó Barrio Adentro. […]”
Luego, retoma la mención de los cuatro ejes. Entonces, ¿la “Estrategia Nacional de Seguridad” para el presente periodo presidencial será una continuación de la anterior estrategia más cuatro ejes nuevos y otro programa social? O ¿será la misma estrategia, pero ahora organizada en cuatro ejes más programas sociales?
La “presentación” de la “Estrategia Nacional de Seguridad” se presta a diversas interpretaciones, una donde aparentemente se dará continuidad a la del gobierno anterior, más cuatro ejes y un programa social; aunque, también podría ser que con base en la estrategia anterior, venga una reorganización a partir de los cuatro ejes y solo se haya mencionado ese programa social por sus resultados destacados. Habrá que esperar a conocer su texto, a la fecha de elaboración de esta columna, el 27 de octubre de 2024, no se ha publicado, las transcripciones y referencias utilizadas son tomadas de la versión estenográfica de la “Conferencia de prensa de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo del 8 de octubre de 2024”. [2]
Por otro lado, la creación de la Guardia Nacional implicó que personal capacitado para la preservación de la seguridad nacional se trasladara a realizar funciones dirigidas a garantizar la seguridad interna de los habitantes del territorio nacional. Pero, dejando a un lado su proceso de composición, esencialmente, debería ser la herramienta clave para erradicar la inseguridad que tiene a comunidades enteras ahogadas y con una restricción material de su derecho al desarrollo; sus resultados luego del sexenio que acaba de concluir no son claros, ahora, seremos testigos de la nueva dimensión desde donde operará luego de la reforma constitucional publicada el Diario Oficial de la Federación de 30 de septiembre de 2024 y sus efectos en la vida de todas y todos.
Gracias por tomarte el tiempo de leer.
Alberto Francisco Garduño: Abogado fintech en el sector privado y profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM. Mis líneas de investigación son: teoría del delito, derecho de ejecución penal, derecho económico y derecho antidiscriminatorio.
X: @albertofco9
Referencias:
[1] Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, “Estrategia Nacional de Seguridad Pública”, 01 de febrero de 2019, <https://www.gob.mx/sspc/articulos/estrategia-nacional-de-seguridad-publica?idiom=es> [consulta: 26 de octubre, 2024].
[2] Presidencia de la República, “Versión estenográfica. Conferencia de prensa de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo del 8 de octubre de 2024”, 08 de octubre de 2024, <https://www.gob.mx/presidencia/es/articulos/version-estenografica-conferencia-de-prensa-de-la-presidenta-claudia-sheinbaum-pardo-del-8-de-octubre-de-2024?idiom=es> [consulta: 26 de octubre, 2024].