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Derecho Penal en la antigua Roma

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Estimado lector, en esta columna le presentaré algunos aspectos del derecho penal en la antigua Roma, un tema que me apasiona y que considero de gran relevancia para comprender el origen y la evolución de la justicia penal en nuestra civilización.

El derecho penal en la antigua Roma estaba regido por un conjunto de normas y principios que han sentado las bases para el desarrollo de la justicia penal a lo largo de la historia. En este artículo, abordare las normas que regían el derecho penal en la antigua Roma.

En la antigua Roma, existían diversos tipos de normas que regulaban la vida de los ciudadanos y el funcionamiento de la sociedad. Estas normas se clasificaban en normas jurídicas, normas religiosas y normas morales. Las normas jurídicas eran aquellas que establecían los derechos y deberes de los ciudadanos, así como las sanciones en caso de incumplimiento. Se basaban en leyes escritas como la Ley de las XII Tablas, que castigaba como delitos públicos el falso testimonio, el incendio, el perjurio, la difamación, el soborno al juez, la hechicería, el perduellio y el parricidio. Las normas religiosas regían el culto a los dioses, los rituales y ceremonias religiosas. El incumplimiento de estas normas podía acarrear consecuencias tanto sociales como divinas. Las normas morales se referían a los principios éticos y valores que debían regir la conducta de los ciudadanos. Aunque no tenían un carácter legal, su transgresión podía implicar el rechazo social.

Es importante destacar que en la antigua Roma, las normas jurídicas tenían un papel fundamental en la organización de la sociedad y en la administración de justicia. Por otro lado, las normas religiosas influían en la vida cotidiana de los romanos, mientras que las normas morales buscaban promover la virtud y la rectitud en la conducta de las personas.

En la época de la República, se crearon comisiones de investigación para juzgar ciertos delitos públicos, como la traición, el parricidio, la extorsión, el adulterio, el estupro, el atentado contra el emperador, el proxenetismo, el matrimonio incestuoso, etcétera. Estas comisiones eran presididas por un magistrado e integradas por ciudadanos. El condenado por los magistrados a pena de muerte tenía la posibilidad de apelar ante los comicios a través de la provocatio ad populum. De todos modos, el condenado a muerte tenía la opción de exiliarse, perdiendo sus bienes y sin poder jamás volver a Roma, bajo pena de ser muerto.

En el siglo III antes de Cristo, se crearon comisiones permanentes, destinadas a juzgar los casos de extorsión y enriquecimiento ilícito contra los gobernadores de provincia. A esa primera comisión permanente le fueron sucediendo otras, que entendían sobre ciertos delitos, descriptos como verdaderas figuras delictivas, por ejemplo, el ambitus, que era el accionar contra la libertad de voto. Al crearse estas comisiones permanentes, recién se esboza un sistema procesal algo uniforme para todos los tipos de delitos.

La legislación y la jurisprudencia romana, a través de figuras como Ulpiano y Justiniano, contribuyeron a la sistematización del derecho romano y su posterior influencia en el sistema jurídico europeo. Explorar las leyes de la antigua Roma es adentrarse en los cimientos del derecho que rige nuestras sociedades hasta el día de hoy.

Espero que esta columna haya resultado del interés de todas y todos, les agradezco su gentil lectura.

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