La inteligencia artificial “es una rama de la ciencia informática que tiene como objetivo diseñar tecnología que emule la inteligencia humana. Esto significa que, mediante la creación de algoritmos y sistemas especializados, las máquinas pueden llevar a cabo procesos propios de la inteligencia humana, como aprender, razonar o autocorregirse.” (Tableau).
La inteligencia artificial surge a mediados de los años treinta cuando Alan Turing público su artículo el concepto de máquina de Turning, el cual definió una maquina calculadora de capacidad infinitiva, es decir estableció las bases sobre el término de algoritmo y este documento fue básico para la teoría de las ciencias de la computación.
Posteriormente, Konrad Zuse diseñó la Z3, es decir la primera computadora electrónica digital, lo que propicio el diseño de las computadoras como las conocemos en la actualidad.
En 1955 John McCarthy utilizó por primera vez el término de inteligencia artificial y en 1956 se realizó la conferencia de Darthmouth, con el objetivo de profundizar más sobre este tema.
En los 70`s existieron diversos inventos respecto al diseño de prototipos, entre los que se encuentran PROLOG un lenguaje de programación lógica. A partir de entonces, el uso de la inteligencia artificial ha ido en aumento y ha presentado diversos avances en áreas de la salud, finanzas, comunicación y ciberseguridad.
Si bien es cierto, que la inteligencia artificial trae diversas ventajas tales como la reducción de tiempos y en consecuencia, la disminución de costos, también ésta puede constituir un instrumento para cometer delitos como : acoso digital; deepfakes (“vídeo en el que se muestran imágenes falsas, habitualmente del rostro de una persona, que parecen ser reales y que se han producido utilizando inteligencia artificial; en concreto, se trata de técnicas de machine learning denominadas deep learning (aprendizaje profundo), que utilizan algoritmos de redes neuronales “ según ECSI University); ciberbulling, chantajes online, ingeniería social, reconocimiento facial, encubrimiento digital, usurpación de identidad, vulneración de la reputación online, estafas cibernéticas, entre otras.
En México las autoridades han buscado sancionar a quien haga uso de inteligencia artificial para vulnerar intimidad sexual de personas. Por ello, un avance relevante, fue cuando, en el mes de enero de este año, diputadas y diputados del Congreso de Sinaloa aprobaron por unanimidad reforma y adición al Código Penal sancionando el uso de inteligencia artificial en la manipulación de imágenes, audios y videos para crear hechos falsos con apariencia real que afecten la intimidad sexual de terceras personas.
La sanción prevista a quien cometa este tipo de conducta es de tres a seis años de prisión y de quinientos a mil días multa.
Cabe señalar que, a medida que la tecnología va aumentando nos volvemos más volubles a la comisión de delitos, por ello a fin de evitar la comisión de estos delitos, debemos de tomar las acciones siguientes:
- Fortalecer las leyes respecto a los riesgos relacionados con los delitos de inteligencia artificial.
- Desarrollar tecnología destinada en la detención y prevención de este tipo de delitos.
- Capacitar y educar a las personas sobre este tipo de conductas atípicas, para que los usuarios puedan identificar y proteger los delitos de inteligencia artificial
- La cooperación internacional, a fin de intercambiar información con otros países para contar con mayor información sobre este tipo de conductas.
En resumen, la inteligencia artificial representa un avance tecnológico, sin precedentes que ha transformado múltiples sectores y ha facilitado procesos que antes eran exclusivamente humanos, como el aprendizaje y el razonamiento. Sin embargo, este poder también conlleva riesgos. La posibilidad de utilizar esta herramienta para cometer delitos, como la manipulación de imágenes o la usurpación de identidad, exige que las autoridades y la sociedad en su conjunto se mantenga alerta.
En este contexto, la aprobación de reformas como la del Congreso de Sinaloa en México, es un paso importante para sancionar el mal uso de esta tecnología, protegiendo a las víctimas de los abusos derivados de la manipulación digital. No obstante, esta medida debe ser complementada con acciones continuas para fortalecer las leyes, desarrollar herramienta tecnologías y capacitar a la sociedad, en la identificación de estos riesgos.
La inteligencia artificial es una herramienta poderosa que, bien utilizada, puede generar innumerables beneficios. Pero su crecimiento también implica responsabilidad, tanto de los usuarios como de los legisladores, para garantizar que sus aplicaciones sean seguras y éticas. El reto está en avanzar hacia un futuro en el que la innovación tecnológica y la protección de derechos fundamentales vayan de la mano.
María Fernanda Barrientos Tamariz. Licenciada en Derecho egresada de la Universidad Iberoamericana. Maestra en derechos humanos. Abogada en temas relativos a derechos humanos y materia penal.
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