Por: Arturo Ángel
Brooklyn, NY.- El juicio en contra de Genaro García Luna llega a su parte final. A partir de hoy los 12 integrantes del jurado, 7 mujeres y 5 hombres, comienzan las deliberaciones para determinar si el exsecretario de Seguridad Pública Federal de México es culpable o no de haber colaborado con el Cartel de Sinaloa a cambio de millones de dólares en sobornos.
El caso pasa a manos del jurado luego de tres intensas semanas en la que la fiscalía presentó 26 testigos para intentar probar su caso. Ayer tanto los fiscales como los abogados defensores presentaron sus alegatos finales y le pidieron al jurado un veredicto en uno u otro sentido. Fue la última oportunidad que tuvieron para exponer sus argumentos.
Cuando la audiencia se reanude hoy en la Corte de Brooklyn juez Brian Cogan llevará a cabo el procedimiento denominado “Jury charge” o “instrucciones al jurado”, que consiste en proveerles una serie de lineamientos a partir de los cuales deberán sujetarse para determinar cómo llegar a un veredicto.
Por ejemplo, el juez Cogan les indicará que no deben valorar como una prueba negativa el hecho de que García Luna haya decidido no testificar. También los instruirá que deben valorar la veracidad de los distintos testigos aun cuando no se presentó evidencia física de lo que dijeron. Es decir, el hecho de que no haya un video o foto de lo que han narrado no debe ser razón para desestimarlo.
También, entre otros muchos puntos, habrá una recomendación al jurado para que valoren adecuadamente la solicitud de la defensa de desestimar el caso bajo el argumento de que García Luna dejó de ser funcionario desde 2012 y, por lo tanto, la conspiración de la que lo acusan ya no existe.
Una vez concluidas las instrucciones el jurado comenzará el proceso de deliberación para el cual no hay límite de tiempo. En la Corte se comentó de forma extraoficial que podrían ser por lo menos tres días los que requieran los jurados para tomar la decisión, aunque se trata solo de una estimación.
De última hora los jurados informaron ayer que, aunque habitualmente no ha habido audiencias los viernes, la mayoría de ellos están en disposición de acudir a la Corte para acelerar las deliberaciones. En cuanto anuncien que han llegado a un veredicto se reanudará la sesión para darlo a conocer.
El jurado deberá resolver sobre la culpabilidad o no de García Luna en cinco cargos distintos: tres relacionados con importación, posesión y distribución de cocaína, uno más por participar en una empresa criminal continua para introducir cocaína (similar al de delincuencia organizada en México), y un quinto por dar declaraciones falsas ante autoridades migratorias.
Defensa: son acusaciones ridículas y sin pruebas
En la presentación de sus alegatos finales el abogado líder de la defensa, Cesar de Castro, cuestionó la seriedad del caso presentado por los fiscales tras considerar que se sustenta solo en los dichos de testigos colaboradores (criminales procesados), pero sin pruebas que los corroboren.
De Castro hizo cálculos: según él, de ser ciertos los sobornos narrados por narcotraficantes como Sergio Villarreal “El Grande”, Oscar “El Lobo” Valencia y Jesús “El Rey” Zambada, significaría que García Luna obtuvo algo así como 274 millones 300 mil dólares provenientes del cártel. Sin embargo, el abogado defensor cuestionó que los fiscales no hayan evidenciado o explicado en qué se supone que se invirtió todo ese dinero.
“El gobierno pretende que asumamos o presumamos que recibió ese dinero y ¿Qué se lo gastó o que lo repartió? No hay una sola evidencia de que pasó con ello. Dicen que puede haber propiedades a nombres de otros, pero eso tampoco lo han probado. Es un caso donde hay una terrible falta de evidencia”, acusó de Castro.
El litigante mostró durante su exposición algunos gráficos. El primero de ellos fue para evidenciar que los testigos colaboradores de la fiscalía han cometido una multitud de delitos distintos entre los que figuran los asesinatos, secuestros y tortura. También que se han declarado culpables de conspiraciones para introducir cocaína. Y pese a todo ello, dijo De Castro, han recibido sentencias reducidas o de plano ya están en las calles.
En otro gráfico ejemplificó lo que considera que son contradicciones de varios de los testigos. Dijo, por ejemplo, que sobre el decomiso de un cargamento de cocaína en Manzanillo hay tres versiones distintas, mientras que del supuesto secuestro de García Luna por parte de Arturo Beltrán Leyva hay cuatro versiones.
Y la que consideró el colmo fue la relacionada con las entregas de dinero a García Luna en el restaurante “Champs Elysees” de Reforma, donde dijo que hay seis versiones distintas, todas provenientes de la misma persona.
El abogado puntualizó, en cambio, que de lo que sí hay pruebas es de la trayectoria de Genaro García Luna como servidor público, la cual inició desde los niveles más bajos hasta convertirse en titular de una secretaría. Lo calificó como un “hombre trabajador” al igual que a su esposa, a la que definió como una mujer “trabajadora y poderosa” que, a su vez, ha tenido buena suerte en negocios de bienes raíces.
En ese sentido, De Castro insistió en que todo el caso se trata realmente de una revancha de criminales que pretenden vengarse del funcionario que fue “el rostro” de la lucha contra las drogas en México, y por ello pidió al jurado no ceder ante esa estrategia y declarar no culpable a su representado.
Incluso, el abogado le ofreció a los jurados una “salida rápida”. Que aun suponiendo sin conceder que García Luna hubiera sido parte de una conspiración para introducir cocaína a Estados Unidos “es claro es que desde finales de 2012 él ya no es un funcionario público y, por lo tanto, ya no existe tal asociación delictiva”. Bajo esa lógica el jurado simplemente podría desechar los cargos.
Fiscales: no hay dudas de su corrupción y complicidad
Las fiscales de los Estados unidos que expusieron los alegatos de clausura fueron claros con la conclusión de su caso: la evidencia prueba que Genaro García Luna “fue un inteligente, poderoso y ambicioso funcionario y al mismo tiempo un aliado y asistente clave para el Cártel de Sinaloa”.
Durante las casi cuatro horas que duró su exposición la fiscal Saritha Komatireddy detalló los puntos de conexión en las versiones de cada uno de los testigos que – recalcó – testificaron por separado, sin que pudieran ponerse previamente de acuerdo. “No fue 1 sino 9 los testigos colaboradores que hablaron directamente sobre los sobornos o apoyos de García Luna al Cártel de Sinaloa, o que lo corroboraron”.
Así, destacó las coincidencias entre los pagos en el restaurante Campos Elíseos en Paseo de la Reforma, o los que se hacían mensualmente al exfuncionario. También las versiones que dijo “no son contradictorias” sino “complementarias” de la forma en cómo se dio el secuestro del exfuncionario ordenado por los Beltrán Leyva, o la información sensible de la DEA que este filtró al Cártel sobre un decomiso de cocaína en Manzanillo.
Y también de como el exsecretario de seguridad aportaba no solo informes, sino recursos materiales y logísticos, además de la colaboración de comandantes de la Policía Federal en puestos claves, para apoyar o facilitar el dominio territorial del cártel incluso en su disputa con otros grupos criminales. Varias de las coincidencias que señaló las habíamos destacado previamente en esta nota.
La fiscal le recordó al jurado la “mansión de la fantasía” de Harold Poveda alias El Conejo, quien por muchos años fue un intermediario clave entre los carteles mexicanos y colombianos. Les recordó las extravagancias del zoológico privado con el que contaba en plena Ciudad de México. Los leones, pumas, hipopótamos. Y el gato persa. “Esta actitud tan derrochadora y cínica solo la muestran aquellos que se saben protegidos e impunes” dijo la fiscal.
Komatireddy fue especialmente enfática al referir que, de acuerdo con la evidencia, la protección al Cártel de Sinaloa en México parecía venir desde el más alto nivel del gobierno. Recordó que de acuerdo con el testimonio del exfiscal Edgar Veytia la instrucción de proteger al grupo de El Chapo venía directamente del entonces presidente Felipe Calderón y de García Luna. Y subrayó el testimonio de un agente especial del FBI sobre la forma insólita en como la Policía Federal saboteó en 2012 un intento para capturar a El Chapo en Baja California Sur. “El Chapo is the line” fue la consigna que según Veytia venía desde la capital del país.
La fiscal le insistió a los integrantes del jurado que no se trata de que los testigos les caigan bien. Especialmente los que colaboraron con el Cártel. “Pero ellos ya han enfrentado sus juicios y están pagando. Y son ellos ahora los que han decidido contar lo que vieron desde adentro. Lo han hecho cada uno por su cuenta. Algunos de ellos sin que en realidad vayan a ganar algo porque ya están libres. Les pido que valoren ahora sus dichos los cuales corroboran cada uno de los puntos que les hemos expuesto”.
“Se ha dicho que no hay evidencia real. Déjenme decirles qué es evidencia real: la evidencia real es la que el juez admite en la Corte. Evidencia real son los testimonios bajo juramento. Evidencia real es confesar hechos horribles que estas personas cometieron frente a ustedes (…) Y de hacerlo con miedo, sabiendo que sus seres queridos y familias pueden sufrir las consecuencias. Ustedes conocen ahora, después de estas semanas, lo que es el Cártel de Sinaloa y su gran éxito criminal (…) Los testigos confesaron lo que necesitaron hacer ellos para conseguirlo. Y dijeron que el acusado era su aliado. Era parte importante de su grupo. Les pido que lo crean porque tiene sentido y porque todas las piezas de información encajan. Todas encajan” señaló la fiscal.
Sobre los reclamos de la falta de evidencia respecto a dónde está el dinero, tanto Komatireddy como la fiscal Erin Read en un segundo turno, les pidieron considerar que este caso no se trata de probar dónde terminaron los recursos. No es un caso de lavado de dinero. Pero le pidieron al jurado tener en mente una cosa: “los políticos no quieren el dinero solo para comprarse cosas. Los políticos quieren el dinero porque es poder. Poder para comprar gente, poder para comprar medios, poder para comprar aliados. Para eso y mucho más les sirve el dinero”.
La fiscal Read le pidió al jurado desechar la propuesta que les hizo la defensa respecto a desestimar los cargos bajo el supuesto de que García Luna no es funcionario desde 2012 y, por tanto, ya no formaría parte de la conspiración. Al contrario, la fiscal dijo que no hay duda de que el Cartel de Sinaloa continúa operando e introduciendo drogas por todos los medios posibles “cómo si de un Fedex de la cocaína de tratase”, y por lo tanto cualquier conspiración o pacto que los ayudó a fortalecerse prevalece.
Cabe señalar que durante su exposición los fiscales mostraron un diagrama de lo que consideran es la estructura delictiva liderada por García Luna al interior de la entonces Policía Federal. En un primer nivel mostraron al exsecretario de Seguridad Federal y en un segundo nivel a Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García.
Y en un tercer escalón a una serie de comandantes y jefes de dicha corporación también considerados por los fiscales como corruptos: Facundo Rosas, Armando Espinoza de Benito, comandante Zavaleta, Edgar Millán, Adrián Reyes, Víctor Garay Cadena, Edgar Bayardo, Gómez Meza, comandante Higueras, comandante Fidel, Guillermo Vallas, comandante Jorge, comandante Eloy, y Víctor Hugo García.
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