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Principios generales del derecho, una oportunidad para reevaluar nuestra conducta como profesionistas iniciando el año.

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Por Francisco García Carrasco

Todos conocemos algunas famosas frases como: “El buen Juez por su casa empieza” y “Candil de la calle, oscuridad de su casa”. Si bien es cierto, esta es una revista altamente distinguida por sus opiniones en temas técnicos jurídico-penales y ciencias auxiliares, no menos cierto es que nuestro actuar ante la sociedad debería ser impecable; sociedad a la que hemos quedado mucho a deber.

“No todos somos iguales” podrán decir algunos o muchos colegas, el problema es que por el mal actuar de uno o algunos la hemos de pagar todos. Tristemente ejercer la abogacía, una de las profesiones más importantes en el mundo, superada quizá únicamente por la medicina, es vista como un privilegio, mientras que en el pasar de cada generación, el afirmar la gran responsabilidad que ello conlleva, se ha ido diluyendo con cada generación que egresa y que en muchos casos enfoca más sus energías en victorias pírricas; aquellas que alimenten e inflen el ego incluso si esto es a costa de la libertad o la pérdida del patrimonio de nuestros clientes.

Una de las razones para implementar un nuevo sistema de justicia penal en México fue (aparte de obsoleto y lento) los altísimos niveles de corrupción, falta de certeza jurídica y torturas. Existía pues, la esperanza de que con la entrada del nuevo sistema (ya ni tan nuevo) todas esas prácticas del ahora llamado sistema tradicional, quedaran en el pozo más vergonzoso de la historia del derecho penal de nuestro país, ignorando que nos encontrábamos hablando de un “sistema” como un cuerpo ajeno a todos y cada uno de nosotros, como algo autónomo con vida propia de la cual depositáramos ciegamente nuestras esperanzas pensando que con tener nuevas figuras procesales y un sistema oral, por el puro nombramiento fueran a cambiar siglos de malas prácticas; como si el sistema tradicional, se hubiera corrompido por gusto propio pues al final era “el sistema malo” como algunos colegas aún lo llaman e ignorando dolosamente que el sistema somos todos.

Jueces de control, jueces en función de tribunal de enjuiciamiento, defensores públicos y privados, asesores jurídicos públicos o particulares, fiscales, auxiliares de ministerio público; todos nosotros formamos parte de aquel sistema tradicional y todos formamos parte de este aún llamado nuevo sistema, luego entonces como decía un mentor de vida mío: “Si eres parte del problema, eres parte de la solución”. Sí, es una revista altamente distinguida por su carácter técnico, se comparten opiniones de derecho penal y sus ciencias auxiliares, pero no importa cuánto conocimiento almacenemos dentro de nosotros sino hacemos una reflexión de nuestro actuar como operadores del sistema, para que el sistema funcione, debemos ser funcionales nosotros.

Cuántas veces no hemos escuchado ya comentarios como “el nuevo sistema no funcionó”, “ya colapsó”, “nos vendieron esperanzas vacías” y muchos otros más, cuándo lo que nos deberíamos de estar preguntando permanentemente es: ¿Qué estamos haciendo nosotros para que funcione como debe?

En nuestro sistema jurídico contamos con algunos principios que dan cuenta de esto, como lo son los principios de objetividad, lealtad entre las partes, debida diligencia, entre otros, que a menudo en la práctica son ignorados cuándo de hecho deberíamos repasarlo todos los días como si fuera mantra; El sistema penal acusatorio no falla, somos nosotros quienes con las malas prácticas, ya sea porque las hagamos o porque las permitimos, lo estamos  haciendo fallar, desde el defensor que aconseja procedimientos abreviados a sus clientes para no batallar y cobrar rápido cuándo tiene una gran oportunidad de liberar a su cliente en juicio oral, al asesor jurídico que nada más está de adorno en las audiencias manifestando adherirse a lo ya manifestado por la fiscalía, al juez de control que vincula con los más ridículos estándares mínimos de prueba cuando es éste el primer garante de la constitución y los tratados internacionales, al fiscal que imputa, aun cuando no se reúnen los elementos del tipo penal, pero que lo hace para cubrir cuotas o abonar a estadísticas o atendiendo a razones mediáticas o políticas menos jurídicas, en fin. Tristemente, ejemplos de mala praxis para todas las figuras que intervienen en el sistema penal acusatorio, son tantos y tan recurrentes que hemos llegado al punto de normalizarlos.

Aquí es abogado; donde me aparto de lo técnico cuyo compromiso te prometo retomar a partir de mi siguiente columna para invitarte a que hagamos lo propio para que el sistema funcione, seamos objetivos, honestos con nuestros clientes, pero también hacia nosotros mismos. Eduardo J. Couture nos ha invitado desde la creación del decálogo del abogado a conducirnos con probidad y honradez. “PROCURA LA JUSTICIA. Tu deber es luchar por el derecho, pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la Justicia, opta por la justicia”. “SE LEAL.  Leal con tu cliente al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal con el adversario aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices, y que en cuánto al derecho, alguna que otra vez debe confiar en lo que tú le invocas”. “AMA A TU PROFESIÓN. Trata de considerar la abogacía de tal manera, que el día en que tu hijo te pida consejos sobre su destino, consideres un honor para ti, proponerle que sea abogado”.

Así pues, estas palabras no deben ser un simple adorno en la pared de nuestros despachos, pongámoslo en práctica en el día a día. Los seres humanos tendemos a guiarnos por ciclos y vemos cada año en el calendario como un ciclo en el que reflexionamos sobre lo que hicimos bien y lo que podemos mejorar para el año entrante; este 2023, aparte de desearte un productivo y próspero año nuevo, te invito a ti, apreciable y distinguido lector a que te sumes a reflexionar tus áreas de mejora, pues si tú, yo y todos los operadores del sistema penal acusatorio hacemos lo propio, te aseguro que el sistema tendrá un rotundo éxito pues el sistema eres tú, soy yo, somos todos y en consecuencia iremos acabando poco a poco con la más diminuta a las más letal de las injusticias.

“Una injusticia en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes” Martin Luther King Jr.

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Mtro. Francisco García Carrasco

Abogado Postulante en Materia Penal desde el año 2015. Titular de la Firma García Carrasco Abogados, firma especializada Litigación Oral & Amparo con cobertura en todo Baja California.

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