Se acerca la celebración del “Día de la Madre” en México, efeméride que me hace voltear a un sector de la población que muchas veces vive en el abandono y en situaciones precarias para ellas y sus hijos: las madres e infancias dentro de un Centro Penitenciario y de Reinserción social; y es que de acuerdo con el Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistemas Penitenciarios Estatales del INEGI de 2019, en ese año habían 255 mujeres privadas de la libertad que vivían con sus hijas e hijos dentro de los centros penitenciarios. Por cada una de ellas existían al menos 1.6 niños menores de seis años de edad, por lo que se estima que para este 2023 la cifra sea superior a los 600 menores; sin duda, no pueden continuar en el olvido y abandono.
Las mujeres representan el 8,4% de la población penitenciaria en América Latina. El porcentaje varía según el país, pero la mayoría de ellas se encuentra en prisión preventiva o condenadas por delitos menores, según WOLA, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos. Muchas están por delitos relacionados con drogas de bajo nivel que tienen un alto riesgo de captura, la mayoría de ellas ni siquiera tienen una sentencia todavía y es que es una realidad que el Poder Judicial de México puede retrasarse hasta 12 años en emitir una sentencia firme condenatoria.
Es importante mencionar que, anteriormente, nuestro país no contaba con un consenso sobre la edad máxima en que se permite a las niñas y niños entre los 0 y 6 años de edad acompañar a sus madres, hasta que fue publicada la Ley Nacional de Ejecución, en la que se ha fijado la edad límite para ello; en la actualidad, esta ley establece que las hijas e hijos de las mujeres privadas de la libertad pueden permanecer dentro del Centro Penitenciario durante las etapas postnatal y de lactancia, o hasta que la niña o el niño hayan cumplido tres años de edad.
Pero, ¿qué pasa con los infantes cuando salen al mundo real? ¿Quién se cerciora que vivan con condiciones sanas y dignas para ellos? ¿Si no cuentan con familia, quién les apoya? Sin duda, un tema que debe ponerse en la mesa.
De acuerdo con el reporte realizado por Reinserta, sólo en algunas prisiones mexicanas se cuenta con dos tipos de servicios especializados para madres y sus hijas e hijos, las cuales son áreas de maternidad y espacios para la educación temprana de las y los niños.
Para garantizar que las hijas e hijos que viven con sus madres dentro de los centros penitenciarios vivan en condiciones de bienestar y sano desarrollo integral, garantizando así lo establecido en el artículo 4° Constitucional, en el Congreso de la Unión han realizado trabajos al respecto, por ejemplo, la Diputada Gabriela Sodi Miranda del PRD ha impulsado una iniciativa para que madres e hijos cuenten con insumos y atención médica integral dentro de estos Centros de Reclusión, abogando por la protección del interés superior de la niñez.
Basta de ignorarlas e invisibilizarlas, es momento de actuar. No debemos olvidar que las mujeres privadas de libertad, madres con hijos dentro o fuera del Centro Penitenciario, sufren un estigma y olvido de sus círculos cercanos, recibiendo un doble castigo por no cumplir con los roles sociales establecidos para ellas. El Estado no puede continuar perpetuando y legitimando este abandono.
¿Cuál es el correcto tratamiento que deben recibir las mujeres y sus hijas e hijos que habiten con ellas en prisión? ¿El sistema penitenciario está obligado a responder con flexibilidad en pro de las mujeres embarazadas? También ellas merecen un ¡Feliz Día de la Madre!
Mtra. Lizzet Arriaga Covarrubias
- Licenciada en Derecho y Maestría en Derecho Fiscal y Administrativo por la Facultad de Derecho de la Barra Nacional de Abogados.
- Periodista en Televisa Univisión.
- Conductora titular de “Noticias Diputados” del Canal del Congreso de la Unión.
- Conductora titular de “En la banqueta” del Canal del Congreso de la Unión.
- Columnista y Conferencista.
- Media Trainer de “Qualia Asesoría Especializada”
Twitter: @ArriagaLizzet