Por Agustín Eugenio Acuña.
Colombia. Siglo XIX. Uno de los amores de Simón Bolívar fue Bernardina Ibáñez. Él llegó a mandarle a decir: “Dígale Ud. muchas cosas a Bernardina y que estoy cansado de escribirle sin respuesta. Dígale que yo también soy soltero, y que gusto de ella aún más que Plaza…”
No tuvo éxito en el amor el pobre Bolívar. Bernardina tendría un hijo de soltera (¡qué horror!) con Miguel Saturnino Uribe. Luego, en 1836 se casaría con el hombre del hilo, Florentino González, con quien tendría dos hijas más.
¿Y quién era este Florentino? Uno de los que intentó acabar (obviamente, sin éxito) con la vida de Bolívar, en la “Conspiración Septembrina” de 1828. Condenado a muerte, luego se la conmutaron un destierro breve. Regresó y continuó participando de la vida pública de Colombia.
Sí, es irónico que el gran amor bolivariano cayera en las manos de uno de sus conspiradores. Pero, también lo es, que entre 1833 y 1839 haya sido profesor de derecho constitucional en la Universidad de Bogotá. Como dicen, en casa de herrero, cuchillo de palo.
La feliz pareja viajó por Perú y Chile, donde Florentino actuó como ministro plenipotenciario. Luego llegarían a Buenos Aires, ya en el último trecho de su vida. ¿Qué rol le guardaba el destino en nuestro país al conspirador colombiano? Uno no muy chiquito precisamente…
Ser el primer profesor titular de Derecho Constitucional de la Universidad de Buenos Aires. Supuestamente la cátedra se la ofrecieron a Sarmiento en 1855, pero no hay rastros de que diese efectivamente el curso, así que don Florentino se lleva el título histórico.
Pero la historia es curiosa: le tenía guardados más espacios a González. En 1869 publicó “El juicio por jurados”, que comentó nuestro Juan María Gutiérrez, prócer de la época.
1871. Ponéle que ¿su antecesor? en la cátedra y por entonces Presidente de la Nación, Sarmiento haya leído el trabajo de González. ¿Qué hizo? Lo nombró, junto con Victorino de la Plaza (sí, ese que también llegaría a ser presidente) para una enorme misión. ¿Cuál?
Pues diseñar y armar un ordenamiento procesal que cuente con juicio con jurados. El dúo puso manos a la obra y entregó el proyecto de avanzada, con jurado clásico, unanimidad, gran jurado: una belleza. Sí, nunca llegó a ser ley. Triunfó el Código Obarrio. El resto es historia.
¿Qué fue de la vida de González? Pues moriría pocos años después, en 1874 y sus restos volverían a Bogotá, más precisamente a su Cementerio Central.
Sí, “el pionero conspirador” es muy amarillista, pero llamó su atención, je. Quizás González no haya sido un conspirador, sino solo un hombre de su tiempo, donde las conspiraciones eran ¿cosa de todos los días? (Simón Bolívar seguro no estaría de acuerdo con la indulgencia).
Como decía mi padre, no se puede juzgar a los hombres del pasado con los valores del presente. Sin duda fue el pionero del derecho constitucional y del juicio por jurados en la Argentina del siglo XIX. En el medio, no derrocó a Bolívar, pero sí le birló el amor de su vida.
Van las fuentes, antes que me apedreen (virtualmente). Lo del amor por Bernardina Ibañez y parte de su vida lo leí en el libro “Simón. Vida de Bolivar” de mi comprovinciano (fallecido ya), José Ignacio García Hamilton. Amplié con este link: https://www.aporrea.org/cultura/a261546.html
El INECIP, recuerda a Sarmiento y a González en este link: https://inecip.org/noticias/los-suenos-de-sarmiento-y-el-juicio-por-jurados/
El libro de González está acá en Google Books: https://books.google.com.ar/books?id=IAdhAAAAcAAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false
El comentario de Juan María Gutiérrez es cortesía de @pensapenal en Twitter acá: https://www.pensamientopenal.com.ar/miscelaneas/47142-comentarios-al-libro-juicio-jurados-florentino-gonzalez-juan-maria-gutierrez
Y el informe con el proyecto, también gracias Google está aquí: https://play.google.com/store/books/details?id=XDs_AQAAMAAJ
Agustín Eugenio Acuña
Twitter: @agustineacuna
