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Curiosidades penitenciarias; tres anécdotas relacionadas con nuestro Palacio Nacional

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Penitenciaría, no sólo se refiere al establecimiento carcelario, sino también al: “Tribunal eclesiástico de la corte de Roma, compuesto de varios individuos y un cardenal presidente, para acordar y despachar las bulas y gracias de dispensaciones pertenecientes a materias de conciencia”. Real Academia Española.

 

En esta oportunidad me permitiré contar tres historias, leyendas y/o anécdotas penitenciarias relacionadas con nuestro hermoso Palacio Nacional, mismo que ha sido centro de la propia historia de nuestro país. Estas las ubicaré por orden cronológico.

La primera es aparentemente una leyenda pues no hay documentación oficial histórica que la fundamente, pero sí es conocida por periodistas y algunos historiadores. Quienes me cuentan esta historia me han pedido que observe con detenimiento la parte baja del inmueble de Palacio Nacional.

La dureza de la construcción de una base cuadrangular que nada asemeja a un palacio europeo del siglo XVI y sí a la zona de calabozos de una construcción fortificada; las pequeñas ventanas, de la parte baja de la fachada, son testigos de esa suposición.

Según una biografía del Palacio Nacional elaborada a propósito de una foto de la fachada publicada en la Mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)*, este inmueble se encuentra construido en un terreno de 40,000 m2, ubicado en la Plaza de la Constitución, en el centro histórico de la Ciudad de México, en la alcaldía Cuauhtémoc.

Fue construido en 1563 y denominado Palacio Real, tras la conquista de la Nueva España, en el terreno de lo que fuera la casa de Hernán Cortés edificada en 1523, sobre las ruinas del palacio del emperador mexica Moctezuma Xocoyotzin, vencido por los conquistadores españoles que tomaron la Gran Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521.

España se encontró dos grandes civilizaciones: la mexica y la inca, mismas que tras subyugar estableció los virreinatos de Nueva España y Perú. En un momento en que las comunicaciones dependían de los largos traslados en barco por el Océano Atlántico, se especula que el estilo del primer piso del Palacio Nacional es el de una cárcel que había sido diseñada para el Perú, pues los planos de ambas eventuales construcciones se cruzaron en el camino de España a América y en un equívoco fue el proyecto de la cárcel el que llegó a México.

Y luego de construir la base del inmueble se dieron cuenta del error y tuvieron que corregir de tal forma que la parte media y alta se realizó con otro estilo arquitectónico para entonces sí emular a un palacio de gobierno, denominado Palacio Real y a partir de 1821, Palacio Nacional.

En cuanto a la segunda anécdota, se refiere a la existencia de una cárcel dentro de Palacio Nacional.

La misma biografía referida antes de la Mediateca del INAH, menciona: “El uso original del Palacio fue alojar a los virreyes, siendo el segundo virrey Luis de Velasco el primero en residir en él. Más tarde, el Palacio fue reformado, para albergar también a los tribunales y la cárcel de la Corte Real”.

La versión sobre la existencia de la prisión es también documentada en un texto de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México**, el cual suscribe: “Pero algunas partes del edificio continuaron siendo públicas, la casa de moneda, los archivos, las oficinas de gobierno y aún la cárcel se encontraban dentro de sus muros. Está cárcel por cierto alojó a numerosos prisioneros ilustres entre otros a Martín Cortés, hijo del Conquistador, al virrey José de Iturrigaray y al escritor José Fernández de Lizardi, llamado ‘El pensador mexicano’, encarcelados todos ellos por supuestas actividades en contra del gobierno”.

Esa prisión dentro del palacio fue cerrada en 1659 luego de un incendio supuestamente ocurrido después de una protesta de los entonces llamados reos, con lo cual se decidió que no volvería a haber una cárcel dentro del inmueble.

Esto último se relaciona con la tercera leyenda que mencionaba que en 1913 durante el golpe de estado contra el presidente Francisco I. Madero, ordenado por Victoriano Huerta al general Aureliano Blanchet, Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez junto con el general Felipe Ángeles, habrían sido tomados como prisioneros dentro del mismo Palacio Nacional.

Alguna versión hablaba de una mazmorra o calabozo, pero un sitio web de la Secretaría de Cultura, muestra la imagen de una sala denominada de “Intendencia”, donde los habrían mantenido antes de trasladar a Francisco I. Madero y Pino Suárez a la prisión de Lecumberri, a donde nunca ingresaron ya que fueron asesinados antes en la parte trasera de esa penitenciaría.

Historias o leyendas, estas anécdotas forman parte de nuestra historia mexicana y para mi tienen personal interés por estar relacionadas con temas penitenciarios.

Referencias.

 

Antonio Hazael Ruiz Ortega.

Licenciado en Derecho con Maestría en planeación y gestión educativa; Maestría en prevención del delito y sistemas penitenciarios; Especialista en prevención del delito y derechos humanos y Ex subsecretario de Sistemas Penitenciarios y menores infractores de la CDMX.

Twitter: @Hazaelruizo

 

 

 

 

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