Para muchos jóvenes sin empleo, la noche es más obscura.
En fechas recientes advertí la difusión de notas periodísticas en las que se destaca información en torno a la disminución de la tasa de desempleo en el país. De hecho, la encuesta nacional de ocupación y empleo (ENOE) del INEGI publicó que en el trimestre de abril-junio de 2023 la tasa de desocupación fue de 2.8% de la población económica activa (PEA) cuando un año atrás en el mismo trimestre el registro era de 3.2%
Investigando un poco más acerca de este tema, encontré publicaciones en las que se destaca que, conjuntamente, también se presentó un aumento de la tasa de informalidad. Lo que puede indicar que una parte importante de los empleos creados en este último año se realizó sin regulación alguna.
Tanto así que, de 419 mil 85 puestos de trabajo registrados en junio de este año, comparado con el mes de mayo 417 mil 164 lo hicieron de manera informal, cifra más elevada que se tiene desde abril del año pasado. Cuando se habla de informalidad se hace referencia a trabajos sin prestaciones, sin contratos, sin seguridad social o a actividades laborales en pequeños negocios que prescinden de un registro ante autoridades fiscales. En efecto, no pagan impuestos, pero muy probablemente engordan la cartera de “lideres sociales” y funcionarios públicos.
Y es que las últimas crisis económicas que ha tenido México han provocado una perdida en el potencial adquisitivo del salario y una escalada en los precios de productos de la canasta básica, lo que significa un encarecimiento de lo más elemental para vivir día a día. Ante esta situación muchas personas han optado por buscar alternativas complementarias para incrementar el ingreso.
Estas alternativas son trabajos donde no requieren años de experiencia ni título profesional, donde no es indispensable presentar una hoja de vida perfecta ni tratar de cumplir con las expectativas poco reales de las empresas, o en el peor de los casos estar sobre calificados para los puestos vacantes. Evidentemente esto implicaría orillarnos a aceptar un sueldo mucho más bajo y cumplir con horarios prolongados. Eso por una parte, por otra, a veces no tomamos en cuenta que la falta de ingresos no solo expone a elevar los niveles de pobreza, también existen dificultades sociales que impactan en el núcleo de las familias, la disfuncionalidad de ellas, desequilibrio emocional y de la identidad del sujeto que atraviesa esta situación al no contar con las ganancias suficientes para estar en posibilidad de cubrir sus gastos. En algunos escenarios el problema se traslada al apoyo de un familiar que contribuye a satisfacer las necesidades económicas de la familia, generando así una dependencia que en respuesta produce un fuerte golpe a la autoestima.
Los tiempos de hoy muestran que el tener la posibilidad de consumir más que otros es una de las maneras de validación y pertenencia a un estatus social, es una forma de mostrar éxito, felicidad y comodidad. Ropa de marca y móviles costosos representan la entrada a una forma dinámica de vida en la que estas etiquetas son sinónimo de respeto en ciertos núcleos sociales que no se alcanzan con los programas sociales que no van acompañados con una estrategia de reforzamiento de las capacidades personales y la aptitud para un empleo mejor remunerado porque éstos no existen en el mercado de oportunidades. La prevalencia de estas circunstancias no es acorde con nuestra psique en la que, por medio del empleo, jugamos un rol social que permita integrarnos a un concepto de lo colectivo a través de la participación en la sociedad.
En la psique de cualquier individuo ilustrado con carrera trunca o concluida, el trabajar y desempeñarse en actividades remuneradas son demasiado importantes, pero en el aspecto personal gran parte de la identidad del sujeto se da por el trabajo que realiza. De modo que el simple hecho de saber que tenemos la capacidad de obtener ingresos propios es muy probablemente la causa principal para la autonomía personal.
Todos hemos pasado por alguna situación de desempleo ¿recuerdas cómo te sentiste? Comenzamos a sentir inseguridad, nuestra autoestima descendió, experimentamos sentimientos de frustración que en muchas ocasiones empezó a afectar nuestras relaciones interpersonales en nuestro entorno por sentirnos insatisfechos en lo individual y social. En algunas ocasiones la familia toma un papel importante y es de gran apoyo por el empujón que nos aportan dándonos confianza y seguridad, pero en otras situaciones puede llegar a ser todo lo contrario, puede producir tensión y desestabilización. La situación se complica cuando el “sujeto socialmente insatisfecho” es parte importante del sostén del núcleo familiar.
El desempleo genera un tipo de aislamiento social, comenzamos a perder contacto con las personas con las que te relacionabas profesionalmente y a su vez empezamos a encerrarnos en nosotros mismos. Ser una persona inactiva y no ejercer ninguna función laboral nos quita ese rol que nos identificaba en lo social y empezamos por perder este sentido de identidad.
El tener un empleo no solo es producir dinero, va más allá de lo económico. El trabajo es responsabilidad, es tener conciencia de la situación real que se vive a diario, pero sobre todo es fundamental para nuestro desarrollo personal, para asegurar que estamos actuando para conseguir ese crecimiento personal y sentirnos autorrealizados y esa es una de las maneras que forman parte del amor propio y respeto hacia uno mismo. Es aquí donde se construye el inicio de la dignidad de la persona.
Está claro que el desempleo no afecta por igual a todas las personas; hay que tomar en cuenta que las edades son un factor importante. No es lo mismo que un joven independiente se quede desempleado a que una persona que es la cabeza de familia deba ocuparse de encontrar la forma de satisfacer los gastos familiares, claro, hablando solo de lo económico, pero en lo personal hay que considerar que su rol de llevar esa responsabilidad en la familia ahora quedara desvalorizado y es aquí donde inician los sentimientos negativos de impotencia y frustración.
Una interpretación razonable nos muestra que el incremento de empleos informales es la respuesta a los salarios pobres y las pocas prestaciones que ofrecen los trabajos formales. Es de esperarse que ante esta situación las personas deben reaccionar y actuar para poder generar ingresos.
Estos “emprendimientos” informales podrían convertirse en empleos formales y esta situación podría ser distinta porque si lo vemos de manera fría, cuando alguien emprende un negocio legalmente (prestaciones que hay de por medio, con contrato en mano, con seguridad social y sobre todo que cuentan con un registro ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT), que se pierda este miedo a estar registrados y generar que tenga más beneficios que ser perjudicial para las pequeñas empresas que se van creando) la probabilidad de que ese negocio permanezca es bajísima pero si emprendes un negocio informal es mucho más probable que perdure más tiempo ya que el sujeto asocia que él es su propio jefe, que disfruta de más ganancias, que tiene mayor flexibilidad en sus horarios laborales y tiene el control absoluto del negocio.
Evidentemente esto puede ser un riesgo o una ventaja, pero habría que preguntarnos ¿Qué tan mal está la situación laboral allá afuera como para preferir la incertidumbre del mercado informal? Si mi inversión fue acertada, aventurarnos por una vía rápida para generar ingresos y a rechazar un sueldo seguro con prestaciones de ley, pero con cierta seguridad de que lo informal te impulsara a crecer tanto económicamente como en el aspecto laboral y personal.
¿Este escenario cómo se procesa en la psique del votante ilustrado? ¿Atribuirá su fracaso al gobernante y lo castigará con un voto en contra o agradecerá la incapacidad del gobernante que le abrió los ojos y lo orilló a lo informal? en la que el sujeto cree que a él y solo a él pertenecen sus sueños.
Que tema tan interesante, es evidente que es un tema que se tiene que seguir exponiendo, gracias por abrir la conversación.
Su artículo contrasta con la creación de más de 200 mil puestos de trabajo en octubre, lo que representa un nivel máximo histórico. De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) , la afiliación total alcanza 21 millones 625 mil 179 empleos.20 sept 2023.*Solo para aportar datos duros a su artículo mi querida Liliana.
*Datos del IMSS.