La dinámica de la vida actual con sus grandes cambios, su constante transformación y evolución, invariablemente lleva también a la violencia de género a evolucionar sus formas de comisión e impacto.
Diariamente, alrededor del mundo, miles de hombres y mujeres estando en un ambiente de intimidad y confianza deciden hacerse fotos o videos con contenido erótico, afortunadamente mucho de ese material queda a resguardo de los participantes, sin embargo, en algunas ocasiones y, por diversos motivos, este es expuesto a través de medios digitales sin el consentimiento de alguno de los implicados, volviéndose así de dominio público.
De igual manera, el alto índice del uso de redes sociales tanto por adultos como por menores de edad, genera el intercambio de los llamados “packs” o “nudes”, que son fotos de carácter íntimo que, usualmente, se comparten con personas de suma confianza, pero que en determinado momento pueden llegar a ser difundidas a través de medios digitales sin la autorización de quien aparece en ellas.
En esta ocasión nos referiremos a la revolucionaria Ley Olimpia, de la que se debe señalar que es el resultado de la indignación que produce un primer acto de exhibición pública de un video con contenido sexual (que fue creado en un momento específico y no precisamente con el fin de ser difundido) y que, posteriormente, se replica por cientos o miles de “vistas” y que termina afectando de formas insospechadas a su víctima.
Olimpia Coral Melo Cruz, -poblana que en 2012 vio exhibido y viralizado a través de redes sociales un video de contenido sexual al que ella había accedido participar, más no y, bajo ninguna circunstancia, autorizado su difusión-, es quien inicia esta trascendental lucha contra una sociedad patriarcal y un sistema normativo que, hasta el momento, había ignorado el tema; si bien no fue el primer video filtrado de esa naturaleza, sí fue un parteaguas en la historia jurídica en temas de violencia de género digital en nuestro país.
¿Qué es la violencia de género digital? Es una de las formas actuales de violencia más altamente cometidas en contra de las mujeres (menores y adultas); la Asociación Stop Violencia de Género Digital la define como: “toda aquella agresión psicológica que realiza una persona través de las nuevas tecnologías como el correo electrónico, sistemas de mensajería como WhatsApp o redes sociales, contra su pareja o ex pareja de forma sostenida y repetida en el tiempo, con la única finalidad de discriminación, dominación e intromisión sin consentimiento a la privacidad de la víctima.”
Volviendo a la Ley Olimpia, podemos decir que, después de amplios intentos, con el respaldo de colectivos feministas y una fuerte lucha de concientización y reeducación, por fin se ha materializado como un conjunto de reformas legales que tipifican y sancionan la violencia digital que comprende diversas conductas, tales como: el hostigamiento, vulneración y difusión de información privada con contenido sexual sin consentimiento; dicho conjunto normativo en un primer momento fue aprobado por diversos estados de la República Mexicana y, finalmente, se aprobó por la Cámara de Diputados para su aplicación general en todo el país.
Vamos hablando en paralelo de dos conceptos relativamente nuevos en nuestra sociedad pero de suma importancia en la actualidad, puesto que no se puede ni se debe entender nuestra realidad sin un sistema de normas que reconozcan y sancionen la violencia digital de género.
Sin embargo, el tema va más allá de la norma, es un todo que debe ser analizado desde la propia educación que se recibe en el hogar con la reproducción de estereotipos y temas tabú.
En nuestra siguiente entrega, analizaremos los primeros casos denunciados y sus avances bajo este nuevo conjunto normativo; te agradezco el tiempo de lectura que le dedicaste a estas líneas. ¡Hasta la próxima!
Imelda Nathaly González Guevara
Maestra en Derecho, Profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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